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La destrucción de los cananeos
Jos 6:21 Mataron a filo de espada a todo hombre y mujer, joven y
anciano. Lo mismo hicieron con las vacas, las ovejas y los burros;
destruyeron todo lo que tuviera aliento de vida. 1
(1) Antes que la nación de Israel entrara en la tierra prometida, Dios había dado instrucciones
estrictas en cuanto a lo que debían hacer con los pueblos que habitaban allí:tenían que ser to-
talmente destruidos. «Sin embargo, en las ciudades de los pueblos que el SEÑOR tu Dios te da
como herencia, no dejarás nada con vida. Exterminarás del todo a hititas, amorreo.s, cana-
neos, ferezeos, heveos y jebuseos, tal como el SEÑOR tu Dios te lo ha mandado» (Dt 20:16-17;
cf. Nm 33:51-53).
(2) El Señor repitió esa orden después que los israelitas cruzaron el Jordán paraentrar en Canaán. En varias ocasiones el autor de Josué afirma que la destrucción de Israel de las ciudades y de los cananeos fue ordenada por el Señor (Jos 6:2; 8:1-2; 10:8). Los creyentes bajo el nuevo pacto a menudo se han preguntado cómo esta orden de destrucción masiva de seres humanos es consecuente con ia revelación en otros pasajes de la Biblia del amor y de la justicia de Dios, y de suaborrecimiento de la maldad.
(3) La d es truco ó n de Jericó es un relato del justo juicio de Dios sobre un pueblo malvado en extremo cuya medida de pecado había llegado al colmo (Gn 15:16; Dt 9:4-5). En otras palabras, Dios aniquiló al pueblo de aquella ciudad y a otros pobladores de Canaán porque se habían entregado completamente a la depravación moral. La arqueología revela que el pueblo deCanaán participaba en todo tipo de idolatría, prostitución ritual, espiritismo, violencia, y el quemar niños como sacrificios a sus dioses (cf. Dt 12:31; 18:9-13; véase Jos 23:12, nota).
(4) Era necesaria la total destrucción de los cananeos para salvaguardar a Israel de la abrumadora influencia de la idolatría y del pecado de los cananeos. Dios sabía que si se les hubiera permitido seguir vivas alas naciones impías, ellas enseñarían a Israel «a hacer todas las cosas abominables que hacen para adorar a sus dioses», y el pueblo de Israel pecaría contra el SEÑOR su Dios (Dt 20:18). Esta es una expresión del permanente principio bíblico de que el pueblo de Dios debe mantenerse separado de la malvada sociedad que lo rodea (Dt 7:2-4; 12:1-4; véanse los artículos LA SEPARACIÓN ESPIRITUAL DE LOSCREYENTES, p. 1642, y LA RELACIÓN DEL CREYENTE CON EL MUNDO, p. 1812).
(5) La destrucción de las ciudades y los pueblos cananeos demuestra un principio fundamental del juicio de Dios: cuando la iniquidad de un pueblo llega al colmo y se desborda, la misericordia de Dios da lugar al juicio (cf. Jos 11:20). Dios había aplicado anteriormente ese mismo principio en el tiempo del diluvio (Gn6:5,11—12) y en la destrucción de las ciudades impías de Sodoma y Gomorra (Gn 18:20-33; 19:24-25).
(6) La subsiguiente historia de la nación de Israel confirma la importancia de este principio y del mandamiento de Dios de que todas las naciones paganas fueran destruidas. En realidad, los israelitas desobedecieron la orden del Señor y no expulsaron totalmente a todos los pueblos que vivían en Canaán.Como resultado, comenzaron a ir tras sus abominaciones y a servir a sus dioses falsos (véanse Jue 1:28, nota; 2:2,17, notas). El libro de Jueces es el relato de lo que el Señor hizo en respuesta a esa apostasía.
(7) Por último, la destrucción de aquella generación de cananeos es un tipo y prefiguración del juicio final de Dios sobre los inicuos al final de los tiempos. El segundo y verdaderoJosué de Dios, es decir, Jesucristo, volverá en justicia con los ejércitos del cielo para juzgar y librar la guerra contra todos los impíos (Ap 19:11-21). Todos los que han rechazado su oferta de gracia y salvación y que han seguido en el pecado perecerán como los cananeos. Dios derrocará todo poder terrenal y establecerá su reino justo en la tierra (Ap 18:20-21; 20:4-10; 21:1-4).


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