Trabajo
Hoy… 20 años luego de mi destierro; voy camino a casa. Casa en la cual viví el único y verdadero amor. Ustedes preguntaran si a mis padres me refiero… Pero no.
Felipe… Mis pasos porestas nuevas calles asfaltadas me llenan de recuerdos; corridas bajo la lluvia como quien huye de una persecución. Mis manos tocan cada uno de los arbustos y es como quien acaricia el suave cabello dealguien que duerme a la sombra de un gran árbol… ¿Lo recuerdas?. He repetido antiguos caminos como si recobrara muchos versos olvidados en todas y cada una de esas cartas que poco a poco se volvíancenizas entre las llamas. Cierro los ojos y ahí está; al final de ese largo callejón, halado de ambos lados por esa franja de hogares… Y pasando esas humildes cuatro paredes, mejor conocida como mi casa;está nuestro mundo, nuestro jardín; grande, verdoso y frondoso. Si miras alrededor te encuentras con una herradura de árboles verde militar, uno al lado del otro como militantes formándose para unaemboscada; miro al suelo y me encuentro rodeada de millones de cartas, cartas blancas acabadas de recibir, escritas a tu puño y letra y esparcidas por unos más que otros errores ortográficos… (se ríe)Cartas que contienen la planificación de nuestras locuras fugadas; cartas que rodean nuestro único escondite; “Feluz” el árbol ¿Te suena?... Ese enorme árbol en el medio de aquella caterva de cartas;árbol de unos 8 metros de altura aproximadamente, lleno de ramas largas, fuertes y pobladas por millones de hojas verde primavera; y cada una de esas ramas cuelgan gran cantidad de fotografías denuestras aventuras, ocurrencias, anécdotas y muchos recuerdos; que aunque supiésemos que no era lo apropiado como mamá decía, un simple parentesco familiar no fue impedimento para tanto amor.
Miro alcielo y está azul totalmente, despejado, si una sola barrida de nube; y una serie de sentimientos encontrados vienen a mi; alegría, anhelo, satisfacción, entre otros. De todas esas historias...
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