trabajo
María Isabel Bernabé
Resumen
La progresividad de los impuestos a la renta es una verdad aceptada como válida en casi todos los
ámbitos de la sociedad. En este trabajo se pretende demostrar la falacia de tal argumento, que no sólo
perjudica a los que más tienen –en este caso los que deben tributar porcentualmente más–, sino que
acaba perjudicando también a los agentes económicos de menores ingresos, que es a quienes
supuestamente se quiere beneficiar con esa política. Una breve reseña histórica internacional y del caso
argentino acompaña el análisis, junto con una presentación de la situación actual, que muestra una paulatina, pero esperanzadora, reducción de las tasas corporativas en los países desarrollados, iniciada
ya en 1980. Se concluye que los impuestos progresivos son un obstáculo para quienes quieren
progresar, y una forma de castigar la eficiencia, la innovación y la creatividad.
Introducción
Desde la antigüedad, la recaudación de impuestos es el medio del que se valen los Gobiernos para procurarse los fondos necesarios con los cuales solventar sus gastos. Cada ciudadano debe contribuir con una parte de sus beneficios a cubrir las
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erogaciones del fisco, y cumplir así sus obligaciones de brindar seguridad, justicia, educación, salud y cuanto implique
una asignación de recursos para el normal desenvolvimiento de la cosa pública. Pero la carga impositiva debe ser
1 “Desde las tareas elementales de protección contra el delito o la prevención de la propagación de enfermedades contagiosas y otros
servicios para la salud, hasta la gran variedad de problemas que suscitan las grandes aglomeraciones urbanas, los servicios requeridos
sólo pueden proporcionarse si los medios para pagar los gastos se obtienen a través de impuestos”. Friedrich A. Hayek, Nuevos estudios en filosofía, política, economía e historia de las ideas (Buenos Aires: Eudeba/Temas, 1981), p. 124.
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JOURNAL of MANAGEMENT for VALUE
equitativa, y no demasiado gravosa para las personas, las sociedades y las empresas. El Estado debe ser sumamente
cuidadoso a la hora de promulgar las normas impositivas y legislar al respecto.
Los impuestos deben ser simples, justos, no distorsionadores, no desalentar la producción, ni entrañar situaciones
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engorrosas y problemáticas para los contribuyentes en el momento de efectuar el pago de los mismos . Hay que tener en
cuenta que todos los miembros de una sociedad son contribuyentes. Aunque nunca hayan presentado una declaración de
impuestos, lo son de hecho, porquela presión tributaria afecta los ingresos y los salarios reales de todos.
Presentación del problema
En el ámbito académico y técnico, en el de los medios de comunicación, y entre el público en general, está generalizada y
es aceptada como válida la idea de que los impuestos directos deben ser progresivos; es decir, cuanto más rico sea el
contribuyente más alto debe ser el porcentaje que como impuesto le corresponde pagar. Esto constituye una grave
injusticia en sí misma, por cuanto el impuesto no es un monto fijo, sino un porcentaje aplicable sobre el monto imponible,
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de manera que por el sólo hecho de declarar una ganancia mayor hay que tributar más .
Veamos un ejemplo: si el impuesto no es progresivo, un sujeto cuyo monto imponible sea $100, con una alícuota del 20%,
pagará $20 de impuesto, mientras otro, cuyo monto imponible sea $1,000, con la misma alícuota pagará $200,
quedándoles en ambos casos un 80% de su ganancia para invertir en su actividad o gastar en lo que les plazca.
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“Justicia: una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece”. Diccionario de la Real Academia
Española,...
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