Trabajos De La Universidad
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Ya es oficial. Nuestros hijos necesitan un tiempo increíblemente largo para crecer. Meredith Small se pregunta como un truco evolucionista diseñado para ayudar a la familia se ha vuelto en contra de los padres actuales.¿Qué les ocurre a los humanos que se desarrollan tan tarde? Los chimpancés están listos para reproducirse a los ocho años. Los gorilas ya sonmayorcitos a los seis. Pero la infancia humana dura el doble de lo que tendría que durar para un primate de nuestro tamaño e índice de crecimiento. Pasamos más tiempo como niños que ninguna otra especie animal en la Tierra. Y también somos los únicos que alimentamos a nuestros hijos en la adolescencia. Se necesitan unos 13 millones de calorías para criar a un niño, una gran inversión por parte delos padres. Y esto sin contar con las GameBoys y los viajes a EuroDisney. ¿Por qué lo hacemos?El puzzle de la infancia ha intrigado a los investigadores durante décadas. Algunos creen que una larga infancia es simplemente el resultado de nuestra larga esperanza de vida y no requiere explicación especial. Pero muchos antropólogos están convencidos de que debe haber alguna ventaja evolutiva a lamadurez prolongada. Los humanos vivimos vidas complicadas: tenemos cultura, lenguaje y aptitudes técnicas que nos permiten migrar por todo el globo y prosperar. Podemos construir ciudades y civilizaciones, y sobrevivir con nuestro ingenio e intelecto. ¿Tal vez nuestra infancia es tan diferente porque tenemos mucho más para aprender que los demás animales? O tal vez, como un antropólogo ahorareivindica, una infancia larga ha evolucionado para beneficiar a los padres, no a los niños. Él opina que es solamente ahora, en el mundo desarrollado al menos, que criar a los hijos se ha convertido en algo tan costoso.Una pista posible para aclarar el enigma de la infancia tan extensa se encuentra mirando nuestra evolución como especie. Las primeras criaturas parecidas a las humanas, los australopitecos,que vivieron hace unos 4 millones de años, parece que no tuvieron una verdadera infancia. La evidencia obtenida de los fósiles sugiere que, como los primates, pasaban rápidamente de la infancia a la adolescencia. Pero hace unos 1,5 millones de años, con la aparición del Homo, la infancia empezó a alargarse. El tamaño y la proporción de los esqueletos jóvenes de esa época y el tiempo de laserupciones dentales, sugieren que estos ancestros fueron jóvenes durante años. Cuando apareció el Homo sapiens, hace unos 100.000 años, la infancia era tan larga como ahora.Es de especial interés que la aparición de una larga infancia coincida evolutivamente con un mayor desarrollo del tamaño del cerebro humano. ¿Pueden ambos hechos estar relacionados? No es un hecho tan simple como dar a nuestroscerebros más tiempo para crecer puesto que su crecimiento se detiene antes de la edad adulta. Pero tal vez proporciona el tiempo necesario para reconstruir la maquinaria que nos ayudará en la edad adulta.Hillard Kaplan, de la universidad de Nuevo Méjico en Alburquerque, confirma que necesitamos una infancia prolongada para aprender a sobrevivir en nuestra compleja edad adulta. Durante este tiempo demenor responsabilidad, dice, los niños tienen el espacio y la libertad de adquirir las habilidades y los conocimientos técnicos que le servirán de adultos cuando nadie esté mirando o ayudando. Estos conocimientos pueden significar la diferencia entre la vida o la muerte. En pocas palabras, la infancia es una inversión para el futuro.Kaplan resalta que nuestros antiguos ancestros eran cazadores yrecolectores, ocupaciones que requerían una agilidad física y mental que agotaría al sedentario oficinista medio actual. John Block, de la universidad de California, en Fullerton, que estudia niños en Botswana, está de acuerdo. Los cazadores, resalta, tienen que ser capaces de construir sus propias armas, seguir el rastro de los animales, matarlos, descuartizarlos y llevar a casa las partes útiles....
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