Trabajos Especiales
MONSEÑOR RODOLFO QUEZADA TORUÑO
ARZOBISPO METROPOLITANO DE GUATEMALA
EN OCASIÓN DE LA PASCUA DEL SEÑOR
DEL AÑO SANTO MISIONERO 2003
Muy queridos hermanos y hermanas en el Señor:
Se acerca la Pascua del Señor, "solemnidad de solemnidades", celebración anual de la
pasión, muerte, sepultura y resurrección de Cristo, nuestro Señor y Salvador. Con esta carta
pastoral,quiero ofrecerles una serie de reflexiones para invitar a todos a vivirla Pascua en
este año con particular intensidad, en el doble aspecto de la muerte y la resurrección, el
anonadamiento y la comunión, la cruz y la esperanza.
Estamos en el Año Santo Misionero, resonancia en nuestras diócesis de América Central
del ya vivido Año Jubilar. Por eso, debe éste ser un año de renovación interior, deconversión total, de reconciliación con Dios y con los hombres. Con el apóstol San Pablo
me permito suplicarles, como humilde colaborador de Dios y ministro de la reconciliación:
"en nombre de Cristo: reconcíliense con Dios" (2 Cor 5,20).
1. SE ACERCA LA PASCUA
La Pascua, como ya lo he expresado reiteradamente, es la fiesta central del cristianismo,
pues Cristo, muerto y resucitado, es elcentro de nuestra fe cristiana. Bien lo comprendió el
apóstol San Pablo cuando escribió a los cristianos de Corinto: "Si Cristo no hubiera
resucitado, vana sería nuestra fe" (1 Cor 15,14). Por eso, cuánto quisiera que la Pascua
fuera cada vez más la fiesta central de nuestra Iglesia particular de Santiago de Guatemala,
que decididamente debe ser cada vez más "Iglesia de la Pascua" y, por tanto,Iglesia
reconciliada, Iglesia en comunión y solidaridad, en esperanza, en misión.
¡Cómo me gustaría que este año, en cada parroquia y en cada comunidad cristiana, la
Pascua fuera una visible y contagiosa manifestación de la alegría que nace de corazones
nuevos definitivamente cambiados por el encuentro con el Señor Resucitado y el
descubrimiento de su presencia cotidiana en los hermanos! LaPascua de este año 2003 nos
tiene que dejar la certeza de que Cristo vive y sigue peregrinando con nosotros, aún en las
circunstancias tan particulares de la historia que estamos viviendo.
¡Pascua del Señor! En el corazón de cada cristiano, sea obispo, sacerdote, religioso o
religiosa, laico o laica; en el corazón de toda persona buena que busca a Dios "con sincero___________________________________________________________________________________________________
EN OCASIÓN DE LA PASCUA DEL SEÑOR DEL AÑO SANTO MISIONERO 2003
1
Mons. Rodolfo Quezada Toruño, Arzobispo Metropolitano de Guatemala,
Presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala – 6 de marzo de 2003
corazón" habrá de experimentarse el gozo profundo de la "novedad pascual"; es decir, que
algo definitivamentenuevo pasó en nosotros que cambió radicalmente la vida: la hizo más
profunda y con sentido, más fraterna y dedicada al servicio, más alegre y serena. La hizo
más abierta a Dios y, por eso, más cercana a los hombres.
Asimismo, la Pascua toca el misterio de la comunidad cristiana. El Señor Resucitado está
presente en cada comunidad que, por la acción del Espíritu, vive unida en la proclamación
dela Palabra, en la comunión fraterna, la fracción del Pan y el espíritu misionero (cf. Hch
2,42).
2. LA PASCUA SE PREPARA EN LA CUARESMA
Una Pascua verdadera supone una Cuaresma vivida como tiempo privilegiado de gracia y
de misericordia, para que todos los creyentes renueven su adhesión a Cristo, único Salvador
del hombre. Entramos con Jesús "en el desierto" (Mc 1,12), y nos proponemosintensificar
la oración, la penitencia y la caridad fraterna: los tres elementos esenciales para una
Cuaresma transformadora de la persona y la comunidad.
En mi carta pastoral en ocasión de la Pascua del Señor del año recién pasado 2002, esbocé
el doble carácter del tiempo de la Cuaresma, tratando de mostrar de qué forma la Cuaresma
tiene un sentido bautismal y otro penitencial. Siguen siendo...
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