Trabajos
Serge André
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Conferencia en Lausanne, 8 de junio de 1999
Traducción : Guillermo Rubio
1. ¿ QUE ME AUTORIZA A HABLAR DE PEDOFILIA ?
Sólo puedo autorizarme ante ustedes de mi práctica - la del psicoanálisis - y del saber clínico y teórico que me parece poderdeducir de la misma con cierta certeza.
El psicoanálisis es una practica marginal en el campo social aunque su objeto pueda definirse como la esencia misma del lazo social. El psicoanálisis no es ni una forma de medicina (más concretamente, no lo es de la psiquiatría) ni una excrecencia de la psicología (no se puede clasificar entre las psicoterapias). Ni ciencia ni arte, aunque tenga laambición decidida de establecer un saber sobre la faz más secreta del ser humano. Aunque la práctica cotidiana suponga una buena dosis de inspiración, el psicoanálisis es la única experiencia que permite acceder no al psiquismo, sino al inconsciente, es decir al deseo más fundamental que dirige la subjetividad de un ser.
Por razones que ignoro - y sobre las que siempre me pregunto -esta práctica me ha conducido a recibir regularmente demandas de sujetos que el lenguaje común calificaría de "pedófilos". ¿Por qué han venido a mi ? ¿ Por qué me han elegido ? ¿ Por qué por mi parte les he recibido sin la menor reserva, sin temor ni repugnancia, sin curiosidad obscena tampoco y, con frecuencia, durante largos años ? No lo sé. Todo lo que sé es que lo que decían, las cuestiones queme planteaban y las dificultades a las que se confrontaban, me interesaban.
En este recorrido, hacia finales de los años 80, en el momento en el que comencé a intentar dar cuenta de este experiencia en mis seminarios de la Fundación Universitaria o en mis cursos de la Sección Clínica de Bruselas, me di cuenta, extrañado, de que en este punto me distinguía de mis colegas. En efecto,mis colegas psicoanalistas no recibían pedófilos en análisis y no creo exagerar su opinión diciendo que para ellos recibir un pedófilo en análisis resulta algo casi inconcebible. Pretenden - también es lo que dicen en general de los sujetos perversos - que los pedófilos no se dirigen al psicoanalista. Luego sostienen que si alguna vez eso ocurriera, no podría tratarse más que de una "falsa demanda",de una tentativa de manipular al psicoanalista para obtener de él una especie de consentimiento o de aval, aunque sólo fuera tácito, de su particularidad sexual. En fin, con una especie de razonamiento que recuerda furiosamente el famoso silogismo del caldero evocado por Freud en la Traumdeutung, los psicoanalistas consideran en general que está contraindicado abrir al pedófilo el acceso a laexperiencia analítica. Por mi parte, creo que ahí hay una denegación, una especie de sordera o de pánico irracional, una manifestación de lo que Lacan llamaba "la pasión de la ignorancia". Evidentemente esta situación es tan lamentable para los pacientes en cuestión como para el psicoanálisis mismo.
Me acuerdo, por ejemplo, de un análisis que, según la expresión utilizada en la jerga delos psicoanalistas, yo había retomado "en segundas" (yo era el segundo analista de este paciente). Se trataba de un hombre cuyo caso resultaba especialmente doloroso, pues estando aún en edad poco avanzada, podía legítimamente esperar construirse una vida nueva, o por lo menos soportable, fundándose en los resultados de un psicoanálisis. Había pasado ya diez años sobre el diván de un colega sin queninguno de los síntomas que le habían llevado a hacer una demanda de análisis se hubiera modificado, sin que la menor luz hubiera podido esclarecer la estructura de su deseo inconsciente ni poner en juego los elementos del montaje de su fantasma. Si le creemos, su primer analista estuvo callado durante diez años. El impasse completo en el que se había atascado su primer análisis, se hacía...
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