Pero ¿Cuando había dejado de ser rubia? ¿Que había pasado con su fidelidad al castaño claro? Se adivinaban algunos pelos que no llegaban a mechones quedelataban su otro color, como pequeños chivatos que no confirman el moreno que llevaba. Siempre que se le escapaba la vista a un espejo se hacía la mismapregunta y al final cada tres meses volvía a acabar en la misma sala de tortura de la cual salía añorando sus cabellos cortados y su castaño claro. Deahí bajábamos a unas orejas heredadas de sus abuelos, aunque en las reuniones de familia, comidas, bautizos y demás nadie se ponía de acuerdo nunca endeterminar si eran por parte de sus abuelos paternos o maternos, pero al final siempre acababan pasando a otro tema y nadie le daba mucha importancia. Laforma de la cara no la gustaba, no era que fuera demasiado cuadrada o curvilínea. Simplemente no se acostumbraba a ella. Era como si otra persona lamirara y tuvieran que enfrentarse cada vez que se encontraban. A veces se llevaba fatal con esa cara.
Los labios eran otra cosa, siempre curvados en unasonrisa hasta en los momentos en los que el decoro te impedía hacerlo ellos como con vida propia se curvaban, era parte de su encanto. Estaba segura de quelas arruguitas que se iban formando a lo largo de los años alrededor de sus ojos y del contorno de la boca mucho tenían que ver con esas sonrisas, porqueaunque las lagrimas habían sido muchas las sonrisas te dejaban mucho más marcada siempre, y eran como pequeños recordatorios de momentos pasados.
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