Track 1
En el último momento pegó un gran salto por encima del parabrisas pisando el viejo capó de aquel Citroën Tiburón gris plateado. El ruido latoso que produjo el pisotón y el chirrido de lasruedas al derrapar sobre el asfalto provocaron más de un grito histérico en las mujeres que se encontraban en la calle. Nosotros no gritamos porque vimos toda la jugada.
Siempre me ocurría lo mismo.No sé si era culpa de mi mala suerte,- entonces solía considerar que ese era el origen de todos mis problemas; quizá se debiera a mi natural torpeza con los deportes, pero ese tipo de cosas mesucedían con mayor frecuencia que al resto de las personas.
Había conseguido enlazar cinco o seis toques con el balón sin que éste cayera al suelo y para rematar tan espectacular hazaña pensé que no habríanada más espectacular que golpearlo por encima de mi cabeza y en el aire darle un taconazo con el que dejar bocas y ojos bien abiertos; y mala suerte la mía (esta vez me falló la torpeza) que le dicon el tacón en el centro mismo, y que salió bombeado cuesta abajo en dirección justita hacia la carretera general.
El balón era nuevo, de cuero cordado con tripas de cerdo; reglamentario y de marca, yel regalo de cumpleaños de mi mejor amigo. Yo quedé paralizado, primero por el placer que me causó aquel espectáculo de funambulismo, y después cuando asumí la situación porque veía claramente que elbalón acabaría aplastado por las ruedas del algún coche o del autobús.
Y así ocurrió; nos quedamos sin balón y yo casi sin amigo. Detrás de él, salió como gato enrabietado, el dueño de aquella joyablanca y negra. Estuvo muy cerquita de cogerlo, pero gracias a Dios, en el último momento le dio por mirar al frente y ver que allí mismo venía ese majestuoso coche que era el Citröen Tiburón. No selo pensó, -nunca fue lo suyo -, y salto y voló por encima del capó. Incluso quiero recordar que dio una vuelta en el aire antes de aterrizar.
Fue tan espectacular…
Un par de meses después le...
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