tragedia en el Iztaccihuatl

martes, 5 de febrero de 2008
40 años ...
Hace rato, en la reunión comunitaria, salió al tema que hoy se cumplían 40 años de aquella tragedia en el Iztaccihuatl. Uno de mis compañeros jesuitas le preguntó a otro si había conocido a algunos de aquellos muchachos que iban en la excursión, la respuesta fue clara: “Sí, pero ahorita no te contaré”. Los recuerdos siguen presentes y calan.
Sabía deesta fecha pues Chunuc me había dicho que lo habían invitado a dar una paraliturgia en la cima. Y es que hace cuatro décadas, la mujer dormida despertó con furia, una tormenta atroz cubrió de luto al Club Alpino del Instituto de Ciencias de Guadalajara (CAIC). Entiendo que ya venían de regreso, en eso una ventisca atrapó a parte del contingente. Como dice la placa que está en aquel lugar:“Afrontaron la inmensa incertidumbre y acudieron puntuales al Encuentro. No murieron, llegaron a la Cumbre”.
Archibaldo Lancaster Jones Cortina
Francisco Fernández del Valle Bickel
Gabriel de la Torre Rodarte
Guilermo Araiza Aguilar
Guillermo Alvarez Paramo
Jorge Javier Nepote Barba
Jose de Jesús Garcia Chavez
Juan Jose Nuño Sanchez
Miguel Pardo Acevez
Pablo Perez Vargas Garcia Bedoy
Pedro ChavezMartinez
La tragedia que cimbró una generación
Nadie que haya vivido en esa época lo puede olvidar
Sergio Humberto Navarro//Guadalajara, México (5 febrero 2008).- Lo que ocurrió el fin de semana del 5 de febrero de 1968 hizo que muchas personas detuvieran sus vidas para tratar de entender aquello que a veces resulta inexplicable. Han pasado 40 años desde entonces.Fueron 68 los estudiantes yjesuitas que atendieron al llamado del Club Alpino del Instituto de Ciencias, mejor conocido como CAIC, para realizar un ascenso al Iztaccíhuatl, la "Mujer Dormida" de México, una montaña de 5 mil 222 metros de altura ubicada a 80 kilómetros de la capital mexicana y la tercera más alta del País, después del Pico de Orizaba y el Popocatépetl.El Club, fundado y controlado entonces por el sacerdotejesuita Luis Hernández Prieto, tenía su base en el colegio Instituto de Ciencias de Guadalajara, también de inspiración jesuita y que desde esa época contaba con alta reputación entre las familias de mayores recursos económicos de Guadalajara.Para el CAIC, constituido en 1956, ir al Izta significaba la décimo octava ocasión que lo hacía. De hecho, esa montaña había sido la primera que los miembros delclub habían explorado en sus inicios. Era ya una vieja conocida de ellos.Además, la experiencia de los "caicos", como se les sigue conociendo a los miembros del Club, involucraba ya en ese entonces 221 excursiones previas a otras montañas y en ese entonces hacían por lo menos cinco ascensiones al año por Estados Unidos y Canadá.Aquel invierno del 68, jóvenes de 12 a 22 años acudieron a una nuevaaventura. Ni la inusual granizada de aquella tarde del 2 de febrero en Guadalajara, día en que partieron rumbo a la excursión, ni las descomposturas del camión en el que viajaban —que en la historia del CAIC eran habituales— hicieron merma en el ánimo de los estudiantes para emprender un nuevo episodio alpino en sus vidas.Los jóvenes y los jesuitas llegaron a las faldas de la "Mujer Dormida" lamadrugada del domingo 4 de febrero. Maldormidos por el viaje en camión, pero con la fortaleza de la juventud, a las 7 de la mañana comenzaron el ascenso por la ruta conocida como Los Pies, después de escuchar la tradicional Misa que oficiaba el Padre Hernández Prieto en las faldas de las montañas que visitaban.El sacerdote, un hombre fuerte y cariñoso, se quedó en el campamento base de Las Torrespara esperar el regreso de los alpinistas.El contingente llegó al punto de La Rodilla, una de las zonas de mayor complejidad del Izta a casi 5 mil metros de altura, con mucha roca y ocasional nieve, a las 2 de la tarde, y se hizo una última revisión del estado físico de todos. Sólo 32 continuaron la ascensión y el resto emprendió la bajada.De esos que continuaron, guiados por el jesuita Rafael...