Transexualidad

Ni hombre, ni mujer... travesti* . Ensayo sobre la identidad de género.


Introducción
Desde que el ser humano se organiza en relación a otros, ha desarrollado formas de conocimiento y de entendimiento comunes que le permiten definir todo aquello que lo rodea, pero por sobretodo definirse a si mismo. Definiciones que parten de lo biológico, pero que establecidas socialmente, perduran en eltiempo y bajo la forma de la transmisión generacional, se instauran como naturalmente dadas.
Así el cuerpo humano, es leído en función de una simple diferencia genital, que lo constituye en hombre o mujer y determina la forma en la cual ese ser se presentará ante los demás.  
Esta diferenciación dicotómica basada en la genitalidad, asignará una identidad de género, que se aceptará y expresará medianteroles determinados haciendo una elección sexual en consecuencia, la heterosexualidad. ¿Pero que pasa cuando esos órganos no alcanzan para definir lo que una persona siente ser? ¿Cuándo decide pararse frente al mundo de una manera distinta a la que le fue asignada?

“En el principio fueron dos… varón y mujer”
Atreverse a cambiar lo estipulado por una sociedad que funda sus bases en el ideal delvarón blanco establecido como modelo, es  atreverse a cambiar la realidad, algo que debe ser corregido. Corrección que parte de fundar la desigualdad, al decir de Fernández (2007: 182 – 183) “ese sujeto universal, idéntico a si mismo, ha instituído a todo lo que no es “yo” como “el otro”, siempre alteridad, extranjería, diferencia. No se trata de una consecuencia indeseada a corregir, sino que, entanto el Hombre se constituyó como sujeto y el mundo como imagen, en esta producción representadora este varón blanco, europeo, cristiano, heterosexual y propietario o consumidor, será “medida de todo ente y
pondrá todas las normas”. Así, “el otro” siempre extranjería (…) aún considerado inferior, peligroso o enfermo pero siempre amenazante, ha soportado por varios siglos dispositivos dedesigualación, exclusión, estigmatización o exterminio”.
Contando con el discurso médico, jurídico, científico, religioso y de los expertos de las más diversas áreas, las instituciones sociales han desplegado toda clase de armas en pos de corregir a ese ser que es identificado como anómalo. “La legitimación de los roles que hombres y mujeres asumen dentro de una sociedad se establece entre otras cosas por lainstitución que otorgan los discursos de poder. De tal modo, su posicionamiento será el resultado histórico -  social, pero también singular de las posibilidades de las fuerzas en juego, de las cuales la subordinación es un efecto complejo difusivo y recurrente” (Belucci, 1992: 13).
Bajo estos discursos y la creación de múltiples instituciones que los representan se conformará la sociedad como untodo. Esa unidad, al decir de Castoriadis (1981: 68) es “la unidad de la cohesión interna de la urdimbre inmensamente compleja de “significaciones” que empapan, orientan y dirigen toda la vida de la sociedad considerada y a los individuos concretos que corporalmente la constituyen. Esa urdimbre es lo que yo llamo “magma de las significaciones imaginarias sociales” que cobran cuerpo en lainstitución de la sociedad considerada y por así decirlo la animan”. A través de sus instituciones esa sociedad da lugar a “la producción y reproducción de un universo de significaciones imaginarias constitutivas de lo femenino y lo masculino moderno que forman parte no solo de los valores de la sociedad sino también de la subjetividad de hombres y mujeres” (Fernández, 1993: 162), concertando y organizandolas formas de actuar de los individuos.
Con este aval, todo aquel que “escape a esta disciplina se considerará perverso, desviado, enfermo, antinatural y será combatido” (MaffÍa, 2003:6).
Entonces, el adoctrinamiento comienza cuando, entre la infancia y la pubertad, la familia empieza a notar los primeros signos de cambio. “En  general la travesti latinoamericana a los 12, 13 años se va a...