Transitando la ultima estacion

TRANSITANDO LA ÚLTIMA ESTACIÓN

“El Secreto de la Vejez no es otra cosa, que un pacto honrado con la soledad” Gabriel García Márquez-Escritor Colombiano


“Bienvenidos”, eso dice el letrero de la entrada y no dudo que quien lo coloco ahí quisiera dar de verdad una bienvenida a sus invitados, ¡Bienvenidos!, bienvenidos todos al lugar donde nadie quiere entrar, al lugar donde nadie sequisiera quedar, bienvenidos al rincón de la sociedad, el sótano de nuestro mundo, donde se guarda lo que ya no está en uso, al lugar donde las lágrimas corren y se pierden entre las ranuritas de la piel, bienvenidos al mundo que pocos conocen, al mundo invisible de nuestra sociedad, al mundo del cual nadie habla, el círculo social al cual nunca llegan invitaciones para un evento, un matrimonio, unacena especial, una reunión familiar, el cumpleaños de hijos, el nacimiento de nietos y bisnietos, la primera comunión de las niñas de la familia o simplemente una invitación para la cena de año nuevo. Bienvenidos al lugar donde muchos tememos llegar, al lugar que ninguno mencionó cuando de niño le preguntaron sus sueños y los lugares que quería conocer, nadie quiso llegar aquí, nadie pidió en suscartas al niño Dios venir de paseo a este lugar, ¡nadie!, nadie que tuviese el suficiente amor, ninguno, incluidos nosotros hubiéramos querido leer ese “Bienvenidos”.

Gracias a muchos por crear este lugar, un lugar cálido, con varios jardÍnes, una planta física bastante llamativa, amplia, cómoda y hasta amañadora, eso sí, amañadora solo para quienes como nosotros en un par de horas saldremosde aquí.
Al ingresar nos encontramos con Don Gerardo Antonio Montoya, quien reside allí hace más de 7 años y con un recibimiento caluroso y amable se ofrece a mostrarnos todas las instalaciones del lugar, cada paso cansado es una historia cargada de emociones, experiencias vividas y jamás olvidadas, que con suave voz nos empieza a relatar, haciendo más interesante la observación y tornándose elambiente un tanto más agradable.
Por un lado están las mujeres, las que aún son vigorosas, no tanto como una mujer de 30 años, pero estas pueden moverse por sí solas, comer solas, bañarse solas, tienen buena comunicación, arreglan su propio cuarto y hasta se podría decir que la mayoría aún se maquillan y se visten como si siempre esperaran su visita, para algunas, la visita que en un rato llegará,para otras la visita que están esperando hace 1, 2, 3 o más años y para otras tantas, la visita que nunca llegará.
Allí se respira calma, aunque como mujeres no falta la que se ríe o habla en un tono un tanto exagerado, pero tampoco el ruido es demasiado, un olor entre maquillaje y piso recién trapeado, y por su cercanía con la cocina un leve olor a almuerzo que comienza a recorrer elpasillo.

Los largos Pasillos y espacios callados resultan un poco sombríos, las paredes de colores claros y opacos reflejan la soledad en carne viva. Tuvimos acceso a una de las habitaciones y en una de las mesas de noche, habían muchos objetos y entre ellos una muñeca con vestido de enfermera a lo cual nos agrega Don Gerardo, no muy convencido que su propietaria es enfermera o que al menos eso diceella.

Por otro lado están los hombres, como era de suponerse, mucho menos en número que las mujeres, por un motivo para nosotros inexplicable, todos reunidos en una sala, frente a un televisor programado en un partido de futbol que menos de la mitad veían, el resto mientras tanto frente al televisor solo dormía; un ambiente frio, difícil de entender, difícil de acostumbrarse, difícil dequerer, pero ahí están, algunos sin más opción que esa.
Allí también encontramos algunas fotos, imágenes de Santos y cuadros pegados en las paredes a modo de decoración del lugar que aun así se tornaba oscuro y sin vida, nos llamó mucho la atención uno de los cuadros dispuestos a la entrada, que decía “Dichosos aquellos que entienden mis manos temblorosas y mis pasos cansados. Dichosos aquellos...