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Prácticamente finalizado el primer trimestre del año en el cual debería quedar, si no firmado, por lo menos negociado el TLC con lo Estados Unidos, cabe hacer lassiguientes consideraciones: la urgencia manifiesta desde un primer momento por parte de Colombia en negociar un tratado de este tipo, a pesar de las afirmaciones recientes del Presidente y del Ministro deComercio de no apresurarnos, tiene un factor adicional que recomienda acelerar el proceso. Se trata del año electoral en ese país y la posibilidad de que haya cambio de administración. Igualmente,la misma contienda presidencial y el número de tratados de comercio que los E.U. ha firmado o está en proceso de concluir o de negociar, convierten este punto en un "issue" que gana cada vez másimportancia frente a temas como el empleo, la relocalización de empresas americanas, el desplazamiento de la producción local, etc. Es importante anotar que el fenómeno de los tratados comerciales de estaíndole y número es algo nuevo en ese país y que por lo tanto constituye una experiencia que a la luz del debate político se puede utilizar como un arma poderosa en diferentes formas.
En nuestropaís, los argumentos centrales a favor del TLC como lo son la necesidad ineludible de incrementar la inversión a niveles que no son alcanzables con nuestro ahorro y dentro del marco actual, paralograr tasas de crecimiento sostenidas del 5 por ciento anual, y la imposición de incrementar nuestras exportaciones a tasas del orden del 13 por ciento anual para compensar la caída inevitable de nuestraproducción petrolera -sobre lo cual poco se dice-, además de servir para justificar el tratado, generan importantes interrogantes sobre los cuales hay que empezar a actuar.
Así por ejemplo, elsolo hecho de la existencia del TLC no atraerá la inversión extranjera que requerimos. Menos cuando, a diferencia del momento en que México negoció el Nafta y era el único país que contaba con este...
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