Tratado De 1929

EL TRATADO DE 1929

Este trabajo está enfocado desde un punto de vista, a mi parecer, neutral, ya que todo lo expuesto son solo verdaderos hechos y sucesos que marcaron no solo la historia del Perú sino también la de toda Sudamérica en lo concerniente a lo político, jurídico, social, económico, etc.

El Tratado de 1929, la otra historia, esta divido en tres capítulos, en los cuales ponemayor énfasis a la actuación del presidente Leguía, quien se esmero en todo momento por llegar al final de un largo y pesado camino que termino en la negociación y firma del Tratado de 1929.

Félix Calderón deja claro que el gobierno de Leguía estaba lejos de ser una mera continuación de los anteriores y, en cuanto a las relaciones internacionales, significo una revisión de la política peruana, antela necesidad de superar la obligada pasividad arrastrada durante la posguerra. Con respecto a Chile, la tirantez preexistente desde comienzos del siglo no había dejado de agudizarse, tanto en Tacna y Arica con motivo de la chilenización que se estimulaba día a día, considerándola un instrumento válido y concordante con la tesis públicamente expuesta; al tiempo que la opinión pública y la prensa,que se expresaban en Lima y Santiago con creciente acrimonia.

También deja en claro que se le debe a Leguía los tratados de paz que aseguraron nuestras fronteras con cuatro de los cinco países con los cuales limitábamos (Con Brasil – Tratado Velarde - Río Branco, Con Bolivia – Tratado Polo Bustamante, Con Colombia - Tratado Salomón – Lozano y Con Chile el Tratado de 1929), ya que gracias a suhabilidad política, y buenas relaciones con EEUU facilito la negociación de un tratado que puso fin a una cuestión que no pudo resolverse militarmente debido a la superioridad de los invasores.

Se explica de cómo Leguía puso fin al problema con Chile sobre los territorios cautivos de Tacna y Arica. Esto nos da a entender que ningún presidente antes que Leguía logro solucionar esta cuestión, yaque no contaban con la habilidad ni con las relaciones políticas y diplomáticas necesarias para este fin.

Como bien se expone en el libro “El Tratado de 1929: La otra Historia” de Félix Calderón, con el vencimiento del plazo para la ocupación chilena de las provincias de Tacna y Arica, señalado en diez años por el Tratado de 1883, se inicio una etapa diferente, en la que los esfuerzos del Perúestuvieron dirigidos, con prioridad absoluta, a poner fin a la ilegitima retención que el invasor pretendía mantener; con lo cual, el sentido de las relaciones posguerra cambio de sustancia en todos los órdenes. Diez años después de Ancón, quedo en evidencia que en 1883 se había firmado un acuerdo sin condiciones, pero que la paz estaba aún lejana, y que las consecuencias de la guerra seguíansiendo lacerantes. Si bien las operaciones militares estaban paralizadas, nadie dudaba que la reanudación de hostilidades fuera algo más que una posibilidad; al punto que, aun cuando el Perú no estaba en condiciones de oponer resistencia militar, Chile continuaba ejerciendo una presión que tenía a las bayonetas como plato de fondo.

Ahora, como bien lo dice Félix Calderón, si bien se había logradoun cese en las hostilidades, aun estaba lejos de alcanzarse las condiciones para restablecer una convivencia pacífica, de contactos y comunicaciones, de reciproco y equilibrado beneficio. Así, era claro que ambas naciones tenían por delante una áspera senda, cruzada de dificultades, en la que cada cual caminaba en sentido contrario. No solo los términos del Tratado de Ancón resultaron abriendointerrogantes a la interpretación, sino que la voluntad política de los gobiernos sufrió desviaciones; particularmente en el caso de Chile, para cuyos dirigentes liquidar el problema de Bolivia resultaba, a raros, más acuciante o, quizá más conveniente.

Esta penosa realidad tuvo otra consecuencia, pues la ocupación y, poco después, la campaña de chilenización, ahondaron la brecha ya existente, en...