Tratado De Los Delitos y De Las Pena
pues por conocer bien el fin a que se dirige esta
obra: fin que conseguido, bien lejos de disminuir la legítima
autoridad, serviría deaumentarla, si puede en los
hombres niás la razón que la fuerza, y si la dulzura y la
humanidad la justifican a los ojos de todos. Las críticas
mal entendidas que se han publicado contra este libro se.
fundan sobre confusas nociones ( l ) , y me obligan a interrumpir
por un instante mis razonamientos a los sabios
lectores, a fin de cerrar de una vez para siempre toda
entrada a los errores deun tímido celo, o a las calumnias
de la maligna envidia.
Tres son los manantiales de donde se derivan los
principios morales y políticos, reguladores de los hombres.
La Revelación, la ley natural,y los pa,ctos establecidos de
la sociedad. No hay comparación entre la priníera y las
otras con relación a su fin principal; pero son semejantes
en que conducen todas tres para la felicidad de estavida
mortal. Considerar las relaciones de la Última no es excluir
las relaciones de las dos primeras ; antes bien ai modo
que éstas, sin embargo de ser divinas e inmutables, fueron
depravadas pormil modos en los entendimientos de los
hombres, admitiendo éstos malamente religiones falsas, y
arbitrarias nociones de virtud y de vicio; así parece necesario
examinar separadamente de. toda otraconsideración
lo que nazca de las puras convenciones humanas o expresas,
o supuestas por la necesidad y utilidad común: idea
en que toda secta y todo sistema de moral debe necesariamenteconvenir; y será siempre laudable empresa la que
contribuye a reducir aún los hombres más incrédulos y
porfiados, para que se conformen con los principios que
los impelen a vivir en sociedad. Hay, pues,tres distintas
clases de vicio y de virtud: Religiosa, natural y polftica.
Estas tres clases no deben jamás tener contradicción entre
si, pero no del mismo modo en todas las consecuencias y...
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