tratado
EL TRATADO DE LA CREACION.
BIBLIOGRAFIA. O. SEMMELROTH, El Mundo como Creación, Madrid, 1965; R. GUARDINI, Mundo y Persona, Madrid, 1963; J. RATZINGER, Creación y Pecado, Pamplona, 1992; A. H. ARMSTRONG-R. A. MARJUS, Fe cristiana y Filosofia griega, Barcelona, 1964; M. FLICK, La struttura del Trattato 'De Deo Creante et Elevante, Gregorianum 36 (1955) 284-90; G. COLOMBO,L'insegnamento della teologia dogmatica alla luce del Concilio Vaticano II, La Scuola Cattolica 95 (1967) 3-33; La Teología de la Creación en el siglo XX. LaTeología en el siglo XX, Madrid, 1970, vol. III, 26-46.
1. La Creación en el conjunto de la Dogmática cristiana.
El tratado teológico de la creación es la parte de la dogmática cristiana que se ocupa del origen del mundo y del hombre.Es ésta una cuestión que, junto a la de Dios, resulta básica para la concepción cristiana sobre el sentido de las cosas y la existencia humana. "Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra". El primer artículo del Credo nos recuerda expresamente a todos los creyentes que el cristianismo - que es la religión de Redención por excelencia - es asimismo una religión deCreación. Entiende por tanto la Redención de los hombres por Cristo en el marco de una actividad divina abarcante, que origina todos los seres y, a través del tiempo y de la historia, los conduce providente y solícitamente, hacia su consumación, es decir, hacia su perfección y destino definitivos.
La creación del mundo y del hombre por Dios es un misterio de fe. No es una simple deducción empíricaque pueda coincidir sin más con los resultados de la investigación científica sobre el origen del universo. "Por la fe, sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible resultase de lo invisible" (Hebr. 11, 3).
La mente humana no puede abarcar por si sola el hecho de la creación, ni investigarlo adecuadamente sin la ayuda de la fe. Lo cual no significa que 1arazón no sea capaz de acercarse al misterio del origen radical del mundo y esclarecerlo en alguna medida. Significa que únicamente los hombres y mujeres creyentes están en condiciones de captar sin ambiguedades la realidad de la creación en toda su hondura y en todas sus consecuencias.
Cuando la Sagrada Escritura habla de la creación del mundo y del hombre y cuando la Iglesia y los cristianosla afirman en el Credo no enuncian simplemente una verdad cosmológica, sino que hacen una confesión de fe. Decimos en ella que existe un único Dios, causa soberana del mundo, cuyo impulso es el amor. Poder y Amor divinos se encuentran efectivamente en la base de la creación. Crear quiere decir sobre todo producir el bien: hacer que el bien exista. Afirmar la Creación es un modo de alabar a Dios.La Creación establece además la relación correcta entre Dios y todo lo que sale de sus manos amorosas y omnipotentes. Quien confiese esta verdad cristiana declara con ello que el mundo no es algo último o definitivo, y que no se explica a sí mismo ni por sí mismo.
La pregunta sobre el origen absoluto de todas las cosas es esencial y muy característica en la Sagrada Escritura, que, además dehacerse la pregunta, proporciona también la respuesta. "En el principio hizo Dios el cielo y la tierra" (Gen. 1,1). Las enseñanzas bíblicas, que expresan y comunican la Revelación sobrenatural de Dios a la humanidad a través del pueblo judío, se distinguen claramente en este punto del pensamiento griego. La reflexión desarrollada en la filosofía pagana clásica nunca se planteó directamente lacuestión de la procedencia del mundo y su razón de ser. Era ésta una interrogación ajena, por no decir ininteligible, a la mente griega.
Los griegos se adherían firmemente a la idea de un cosmos eterno, permanente e inmutable, tanto en su estructura esencial como en su composición. Este cosmos imperecedero simplemente existe y su existencia se percibe como un hecho obvio y necesario. El cosmos es...
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