Tratos son tratos

Tratos son tratos

Era una tarde de enero, a la hora de la siesta. El calor usurpaba todos los resquicios por pequeños que estos fueran y doblegaba voluntades ayudado por el sol abrasador de Santiago.
A orillas de la vieja ruta 34; cuyo asfalto prácticamente hervía despidiendo pequeñas ondas de calor que reverberaban graciosamente, un cansado y sudoroso ser se bamboleaba quejosamente mientrasavanzaba hacia el sur.
Decidió tomarse un pequeño descanso en la desflecada sombra de un garabato. Antes de desviar su camino advirtió la presencia de un enorme caracol que avanzaba hacia el asfalto caliente. El hombre se agachó y levantó el caracol.
- Ven amigo mío- dijo hablándole al caracol como si se tratara de una persona- que si sigues por ese camino tienes dos destinos posibles: o teachicharras de calor antes de llegar al otro lado, o pereces aplastado por algún vehículo. Mejor te llevo conmigo, descansaremos, y luego continuaremos la marcha. En el jardín de mi casa tendrás una buena vida, pienso que al menos será mejor que ésta.
Es preferible- pensó sonriendo- conversar con un caracol antes que agonizar por este calor en el más absoluto silencio. Depositó al animal con muchocuidado dentro de su sombrero y con la punta del dedo dejó caer un par de gotas de agua sobre las antenas de su nuevo compañero.
Ya debo estar medio loco- reflexionó- malgastar en un miserable bicho la poca agua de que dispongo.
Decidido a descansar un buen rato trató de acomodarse debajo de la escuálida planta espinuda.
Cuando consiguió amoldar su cuerpo a la pequeña sombra, advirtió que noestaba solo. A su lado se encontraba sentado un hombrecito pequeño que lo contemplaba fijamente.
De un salto se puso de pie y echando las manos hacia delante ensayó una pose defensiva totalmente ridícula e ineficiente, al punto tal que cayó al piso levantando polvo y provocando la risa estentórea del hombrecito.
-¿Quién carajo eres? – gritó asustado
-¿No querías alguien con quien conversar?,pues aquí me tienes-dijo el hombrecito-, ¿o prefieres que vuelva a ser caracol?
El hombre más asustado aún abrió grande los ojos, empezó a abrir la boca amagando emitir algún sonido, pero no pudo articular la más mínima palabra. Era tal el asombro que se quedó congelado, sin animarse siquiera a respirar.
- Ven y siéntate a mi lado le dijo el hombre-caracol.
- ¿Qui…qui…quién eres?- preguntóamedrentado.
- Si me dices tu nombre, podré decirte cuanto tiempo vivirás- le respondió el hombre-caracol
- Juan… Juan Eusebio… Juan Eusebio Peralta- respondió sin pensar.
- Pues bien te queda… digamos que cuidándola, a lo sumo… un año de vida.
- Pero ¿quién eres tú, para decirme estas cosas?- preguntó desconcertado.
- Soy el guardián del umbral- respondió el hombre-caracol.
-¿Umbral?... ¿Cuálumbral?
- Aquel que impide que pasen los que no deben y que retornen los que no pueden; aquel que llama a los elegidos y los acompaña en su viaje.
-Pero si tú dijiste que me queda un año de vida, ¿por qué motivo te das a conocer antes de tiempo?
- Pues, tienes razón, pero,… a fuerza de ser sincero, tu actitud de pensar en la vida de un pobre caracol, antes que en tu propio cansancio; y el gestode compartir las últimas gotas de agua que te quedaban conmigo, digamos que me ha conmovido.
-¿Y por tan pequeño motivo me has dado tremendo susto?- Dijo Juan mientras una a una se arrancaba las espinas de garabato que había cosechado durante la caída.
- Bueno- dijo el hombre-caracol- creo que hay una manera de remediar eso.
-Eso es lo que tu piensas- le contestó Juan.
- En virtud de tuconducta hacia mí, te compensaré concediéndote tres deseos; pero debo advertirte que es necesario que pienses bien lo que pides por que una vez concedidos no habrá marcha atrás. Deberás desear lo que pides y tu deseo quedará solamente supeditado a la ley del umbral. Tienes hasta mañana, para pensarlo. Cuando el sol se ponga vencerá el plazo.
Dicho esto el hombre-caracol volvió a su apariencia de...