Tren- Enrique Gil Gilbert
Enrique Gil Gilbert
Ellos los veían trabajar todos los días. Eran hombres venidos de la ciudad y gringos de sombrero
Ellos los veían trabajar todos los días. Eran hombres venidos de laciudad y gringos de sombrero alón, pantalones de montar y pipa en la boca.
Iban a ver como trabajaban. Pasaban horas y más horas contemplando como rompían la tierra con sus picos o echaban cascajoencima del relleno para poner unos palos acostados.
-Es el tren que va a venir.
Explicaban.
De entre ellos algunos, que habían estado por arriba lo conocían.
Era un carro enorme que corría más duro queun perejero y parecía animal.
Arrastraba rabiatados una porción de carros. A veces gritaba “como chico llorón”. Cuando avanzaba sobre los rieles –contaban los que lo conocían- nada respetaba. Porallá arriba había matado cuanto chivo y borrego. ¡Y nadie les pagaba nada!
Así decían. Los otros escuchaban absortos.
Pero los gringos decían que iban a traer la civilización. ¿La civilización?¿Y quésería eso?
Todos discernían y cada cual emitía su opinión.
-¡Er tren! ¡Er tren!
Ya saben el nombre. Por lo pronto era bastante.
Los que sabían algo explicaban a los que recién venían, atraídos porla novedad.
Y los picos seguían rompiendo.
Habían traído unos aparatos… “más fregaos”…!
Eran unos tubos que los ponían sobre unas cosas de tres patas, largas como de gallaretas. Por ahíaguaitaban… ¿Qué verían?
¡Ah! Pablillo había visto. Era para aguaitar unos palos colorados y blancos que los ponían para verlos.
Pablillo se reía de los gringos.
¿No tendrían qué hacer? ¿O serían locos? ¿Obrujos?
Una vez se le habían ocurrido aguaitar y un gringo alto le había dado un sopla mocos y que no le dejó más ganas. Solamente de lejitos iba a ver.
II
¿Qué te parece a vos?
Pa mi questo nime va ni me viene…
¡No te han quitao nada e tu terreno?
He oído argo de eso. Izque lo ban a aspropiadás.
Despropiadás, hombre.
Gueno yo que se
A mí ya mi hicieron eso.
¿Ajá i como jué?...
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