Tres Consideraciones Sobre El Deslinde, De Alfonso Reyes

Tres consideraciones sobre El deslinde, de Alfonso Reyes

El prólogo de Alfonso Reyes a El deslinde termina con estas palabras: ”Ni desconozco mis deficiencias, ni tampoco pido disculpas. Nada estáacabado de hacer. Por mi parte, para continuar, espero el aviso de la crítica, fiel al precepto baconiano: ‘Semper aliquid addiscere’” (12). Así pues, este libro de 1944, redactado entre 1940 y 1942,se entregaba al juicio de sus contemporáneos. A esos dos intensos y difíciles años de escritura habría que agregar que la inquietud de Reyes por esclarecer los asuntos varios y complejos del fenómenoliterario, se remonta a sus primeros libros y se mantuvo constante en diversos artículos de crítica literaria. Era El deslinde, pues, el resultado de una larga trayectoria de reflexión sobre diversosaspectos de la literatura y lo literario a la vez que el punto de arranque de un proyecto intelectual vasto y muy complejo —es decir la elaboración de una teoría literaria—, que por fin habíaencontrado su oportunidad una vez que Reyes concluyó su participación en el Servicio Exterior mexicano. Alejado entonces de los trajines de la vida diplomática, el autor encontró el tiempo para sistematizarestas ideas y comenzaba por escribir estos Prolegómenos a la teoría literaria, subtítulo de la obra en cuestión.
La nómina de quienes participaron como comentaristas y difusores de El deslinde,resulta impresionante. Eran muchos de ellos, en los años a que nos referimos, parte notable de la intelectualidad mexicana e hispanoamericana: en un primer momento, de este libro se ocuparon JoaquínXirau, Juan David García Baca, Gabriel y Alfonso Méndez Plancarte, Edmundo O’Gorman, José Gaos, Ermilo Abreu Gómez, Jorge Luis Borges, Pedro Henríquez Ureña. A ellos habría que agregar a Werner Jaeger, elautor de la Paideia y, años más tarde, en un segundo grupo, a Roberto Fernández Retamar, Noé Jitrik y Roger Caillois.
Por la evidente calidad intelectual de aquellos que formaron el primer grupo...