Tres Monjes Rebeldes
Introduccion
Aquí empieza LA LEYENDA DEL CISTER. En la escuela nos estremecíamos con las vibrantes estrofas de “La Leyenda del Rey Olaf”, tal como la narrara el músico noruego en los “Cuentos de Wayside Inn” de Longfellow. El misterio del mar, la violencia belicosa, los destellos de ternura humana, que prestan su encanto a la obra, tienen su equivalente espiritual en el cuento quevamos a relatar. Figuras heroicas, pero también muy humanas, fueron las de aquellos primeros Cistercienses. Para que los lectores de la presente generación puedan apreciar su heroísmo y su humanidad, hemos creído oportuno dramatizar los acontecimientos de acuerdo con los hechos históricos y rodearlos de una atmósfera y de un color local adecuados; pero nada hemos inventado. Esta es una historiaperfectamente fidedigna.
Con su publicación se realiza el sueño de medio siglo de nuestro Reverendísimo Padre Abad. Fuertemente impresionado, desde mucho tiempo atrás, con la grandeza de los Santos de nuestra santa Orden, y muy deseoso de hacerlos conocer a los católicos americanos, se vió siempre asediado por las tareas administrativas hasta que, por último, la Providencia le proporcionó un grupo depersonas capaces de efectuar ese trabajo. Es éste, pues, el resultado, de la colaboración de muchos, pero principalmente de dos, un “rastreador” (investigador), el Padre Amadeus, y un “escriba”, cuyo nombre aparece en la cubierta. El “rastreador” se abrió camino a través de muchos volúmenes y en muchas y diferentes lenguas y recogió interesantísimo y precioso material para el escriba. En páginaaparte damos una lista parcial de los libros consultados como fuentes de información.
Nuestra deuda de gratitud se extiende a muchos —que desean permanecer en el anonimato —por su crítica amistosa y por su estímulo, pero más que a todos al Reverendo John P. Flanagan, S. J., de Boston, Mass., quien leyó el manuscrito íntegro, en sus distintas revisiones, como también las pruebas de imprenta.
TRESMONJES REBELDES es, lógica y cronológicamente, el primer volumen de LA LEYENDA DEL CISTER, aunque no el primero en orden de publicación.
Fray M. Raymond, o.c.s.o.
Festividad de la Visitación de Nuestra Señora Julio 2, de 1944
“¡Conozco una mejor hidalguia!”
—¡Oh! ¡Qué torpe soy! —gruñó el joven Roberto. — Siempre estoy revelando mis más íntimos pensamientos. Lo hago en la escuela, durante losjuegos, y ahora lo he hecho delante de mi padre. ¡Cuándo aprenderé a callarme! — Lamentándose así, apoyó la cabeza contra la ventana y contempló el cielo de noviembre.
Allá, en las alturas, el lucero de la tarde empezaba a brillar. En la oscuridad de Occidente, la noche se mantenía semejante a un monje encapuchado, aguardando el llamado de la campana de Completas de lo que fuera un hermoso día.Pero Roberto no veía la estrella ni la noche encapuchada, ni el día agonizante. No veía nada más que la mirada absorta que le dirigió su padre cuando le oyó decir a su primo: —Nunca seré armado caballero. Conozco una mejor hidalguía.
Detrás suyo, un viejo siervo removía despaciosamente los últimos rastros del banquete servido en honor del flamante caballero, Jacques, el primo de Roberto, de allendeel Sena. El anciano encendió luego una antorcha que colocó sobre la mesa antes de abandonar el salón. Al abrir la pesada puerta de roble, la voz potente y la risa de Teodorico, señor del Castillo, invadieron el sosiego de la habitación. Roberto se sintió molesto. Tenía miedo de ese gigante que era su padre. Sabía que su frase, pronunciada durante el banquete, lo había disgustado y que pediríaexplicaciones antes de la caída de la tarde. Por un momento aun, oprimió la frente contra el cristal de la ventana. Bruscamente se incorporó.
—¡Muy bien! —dijo—. Daré las explicaciones. La verdad debe ser revelada alguna vez. Esta noche es tan buena como cualquier otra—. Y sus manos se crisparon sobre el ancho cinturón de cuero.
Así lo encontró su madre, cuando volvió al salón, luego de despedir a...
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