Tribus Urbanas Se Exhiben, Provocan Y Pelean La Costa

“Los del obelisco son todos p…”, cantaban a los gritos recién salidos de la secundaria. Vestidos de “blancas palomitas” caminaban insultando en pleno centro de Mar del Plata a todos los que se le pasaban. Ellas, de nos más de 18 años puteaban eufóricas. Ellos, se empujaban entre sí y a todos lo que se les cruzaban. Se destacaba por la violencia y el liderazgo un chico rubio de ojos celestes queparecía aquel protagonista sádico de la Naranja Mecánica. Clásico y revelador film de los 80, dirigido por Stanley Kubrick, era un prolegómeno de una época que se anunciaba violenta por antonomasia, diversión y opulencia visual.

Conozco bien Mar del Plata. Es una de mis ciudades preferidas, un refugio de mar, un lugar en el mundo. Viví alguna vez allí y nunca dejo pasar mucho tiempo sin volver.Nunca en estos últimos 25 años había visto tanta violencia, hasta “por vivir cerca del obelisco”. Tribus urbanas, paradojas de globalización: la clave es mostrarse, provocar, pelear. La horda de chicos vestidos del color de la paz, caminaban por la calle Moreno hacia la playa Alfonsina Storni. El lugar donde la célebre escritora eligió sumergirse por amor, vestida de blanco, ahora contempla elmismo ropaje sumergido en la violencia.
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En la peatonal, un grupo especial de la policía bonaerense, desaloja a patadas y a los gritos a los vendedores ambulantes a los que no les alcanzan las manos para agarrar collares, juguetes que caminan, retratos en blanco y negro y el resto delmerchandising de verano de los que “se ganan la vida en la temporada pero molestan el paso y la competencia del resto de los comerciantes que todo el año pagan impuestos”, le dijo a 24CON uno de éstos policías que justificó “la limpieza” y no quiso revelar su nombre. Siguiendo por la peatonal se ve la pelea de un perro callejero con un ratoncito (todavía vivo), a modo de metáfora del verano argentino2010.

Los simbólicos lobos marinos contemplan inermes a los “chicos pedigüeños”, que buscan, llenos de arena, una “ranchada” para pasar la noche junto a algunos mayores que los cobijan entre frazadas y recipientes espumosos. Otros intentan pasar (las horas de) la noche frente al casino, entre las grandes marquesinas que cuentan “los estrenos del verano” y anticipan las peleas por el cartel (y latele) de cuerpos esculturales y sonrientes. Entre los pibes que piden y se pelean por un pedazo de moneda (aprendiendo la primera lección de la calle), levantan la mano una tribuna de cholulos, entre las luces y sombras de la puerta del teatro, para saludar al artista preferido, sacarse una foto, pedir un autógrafo.







Todos se muestran y quieren verse. Como figureti. Los cholulos vana la Bristol, a la Perla y a otras playas del centro que rebasan de carnes sobresalientes y jugosas a punto de derretirse por el sol. Buscan artistas, buscan mostrarse en las playas populares ahora también divididas por cercos de madera que divide a los pobres de los que pueden pagar para estar adentro de la valla sin ser molestados: una carpa ronda entre 120 y 150 pesos diarios para protegersedel sol y de los otros.

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Mar del Plata crece en obras, playas privadas y en pintadas de asfaltos con la leyenda Duhalde 2011 al pie del Costa Galana, dónde un grupo de fans esperan a la Señora de la tele, para salir en la tele. La Saint Tropez de Latinoamérica es un espejo de la división de clases. Desdeel Club Náutico (recién visitado por Scioli –ya no como piloto de motonáutica-) se llena de protagonistas y de espectadores (y programas de verano) a lo largo de la avenida Peralta Ramos y de las playas de Punta Mogotes y, especialmente, los balnearios del faro y después. A dónde no se llega sin auto, sin mostrar los carros convertibles en los restós del puerto, dónde el Sushi compite con...