Tribus urbanas
Trabajo presentado en las jornadas "Malestar en la Cultura hoy" en la Facultad de Ciencias de la Educación y Psicología de la Universidad del Comahue.
Organizadas en colaboración con la Comisión de Extensión del SFBB y la Mesa Ejecutiva de la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis 2009.
María Cecilia Montes Roleri
En todas las épocas la cultura propone estrategias parapaliar el malestar ineludible, causado por el lenguaje y el significante. Tal dimensión de malestar común a toda cultura implica la pérdida del ser dado del sujeto humano y el objeto natural. No hay posibilidad de ingreso al universo simbólico sin pagar el precio de la renuncia pulsional. La castración implica la renuncia a un goce (goce incestuoso, goce imposible) para acceder a otro goce reguladopor la ley del Deseo (goce fálico). Lo que de goce no se pierde se “recupera” (parcialmente) en una circulación obligada por el campo de las imágenes y las palabras, organizado por el intercambio de demandas y respuestas a las demandas entre el sujeto y el Otro. Queda así marcado de límites, de renuncias y de topes, entrampado en un mercado de intercambios y transacciones. Entonces, un goceanterior y otro posterior al significante. Mítico el primero, limitado el segundo. La palabra saca al goce del cuerpo, crea el mito de un paraíso perdido, da cuerpo a un nuevo goce, y toma luego a su cargo dejarlo pasar reguladamente, para “gozar lo menos posible”. La castración es la falta de un elemento en la cadena significante. La articulación significante (el intervalo entre los significantes)produce la falta en ser. No – todo el organismo pasa al orden significante, siempre resta una parte que no lo hace. Hay malestar en la cultura porque siempre queda un resto, la falta es por estructura.
Pero si para salvar la vida se entregó la bolsa, no se termina de llorar la pérdida, ni de intentar recuperar lo perdido. Freud, en el “El malestar en la cultura” dice: “la vida (…) es demasiadopesada para nosotros, nos trae demasiado dolor, decepciones, tareas irresolubles. Para soportarla, no se puede prescindir de paliativos”. “los hay de diferentes clases, dice Freud, agrupándolos y enumerándolos a lo largo del capítulo: el arte, el goce estético, la investigación científica, la fantasía, la ilusión, el amor, la religión, los narcóticos. Haydée Heinrich, en su libro: “Cuando laneurosis no es de transferencia” (Pág. 22,23) los reagrupa de la siguiente manera:
-las formaciones sustitutivas: el amor, la religión, el deseo y especialmente lo que hace a las formaciones del inconciente;
-los recursos que tienen que ver con la creación, el arte, la sublimación y
-para el caso en que fracasen los mencionados: “las sustancias embriagadoras”. También los diferentes fenómenosmediante los cuales el sujeto intenta aún hacerse un lugar en el Otro para obtener un estado civil. Para ello, el sujeto recurrirá a lo que su época le ofrece.
Este malestar, ineludible para todo sujeto hablante, sufre modificaciones al compás de los cambios culturales. ¿Cuál es la forma de malestar en nuestra sociedad actual?, ¿qué es lo que nuestra época posmoderna ofrece para que el sujetopueda hacerse un lugar en el Otro?
Vivimos en la era de la posmodernidad, regida por la lógica del consumo. El consumo no consiste simplemente en una de las estrategias posibles para dar respuesta a ese deseo que clama por satisfacción, sino que ha pasado a constituirse en la lógica reguladora del mundo actual. La lógica del consumo (vigente y eficaz, más allá de las posibilidades concretas deacceso a los bienes en circulación en el mercado) ya vigente a comienzos del siglo XXI, se ha constituido en uno de los organizadores centrales de las sociedades posmodernas en relación con la economía de mercado propia del capitalismo. Dicha lógica se sustenta en el supuesto implícito de que el consumo sería la vía regia para el acceso a la satisfacción absoluta. Solo se trata de encontrar,...
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