triptico de corrupcion

LA CORRUPCIÓN.

Quizá la abundancia de información de otra índole más apremiante reste relieve con frecuencia a la crónica de la corrupción, pero también es posible que la abundancia de casos decorrupción política, tan parecidos unos a otros, aunque algunos más evidentemente escandalosos que otros, haga cada vez menos sorprendente la devastación moral que supone. Podría ser alarmante, y creoque lo es, que la ciudadanía vaya tomando por normal lo que es frecuente.
Y hay razones para pensarlo: el voto a los corruptos en las pasadas elecciones municipales y autonómicas ofrece seriosindicios de que si esta sociedad no está enferma goza de poca salud moral.

Los obispos creen que está enferma, y ya han expuesto sobradamente las razones por las que ellos creen que está enferma, peroecha uno en falta que no perciban siquiera de lejos el virus de la corrupción. Y no es que uno los anime a entrar en política, señalando con el dedo episcopal a los políticos corruptos en estacuaresma, pero sin salir de sus iglesias podrían reconocer en ellas a veces a los mercaderes que Jesús echó del templo y no sienten la tentación de actuar como Jesús.
Quizá no tengan los obispos la misiónde alertar sobre esos pecados a los que no son sus fieles, pero bien parece que sí tendrían que avivar en sus fieles el combate contra ese pecado. Y, por supuesto, cuando los protagonistas públicos dela corrupción son católicos practicantes, que hay muchos, avisarles al menos de que ese modo de enriquecerse lleva a la condenación eterna.

Y no es que uno comparta que allí donde un obispo habla yhay una autoridad que no hace lo que los obispos aprueban los prelados aprovechen la ocasión para lanzarles el rapapolvo, como suelen hacer con gran destreza, pero ya que lo hacen con tantos otrosasuntos resulta extraño que tengan en misa mayor de fiesta patronal a autoridades, más que supuestamente corruptas, y no les hagan llegar el mensajito cristiano de rechazo a sus prácticas.
Pero los...