Tu Vieja Gil

El doctor John Thackery y el doctor Bertam Chickering estaban terminando con sus últimos pacientes, estaban cansados del trabajo así que trataron de apurar su ida lo más posible, terminaron y fueron hacía el ascensor, donde encontraron a un paciente que trataron unos días antes, el señor Krulag, no estaba con la ropa que le dan a los pacientes, así que pensaron que le habían dado el alta.
-Buendía señor Krulag, me alegró de que le hayan dado el alta- Dijo Bertam, sin oír respuesta alguna.
Los dos sabían que el señor Krulag fue una persona rara desde que entró al hospital, así que ninguno de los dos gastó tiempo en pensar alguna razón para su silencio. Cuando bajaron del ascensor para salir del hospital el señor Krulag seguía ahí, sin moverse, los doctores se dirigieron a la salidapero Bertam paró un momento para hablar con Clara, la cual le gustaba mucho
–Buenas noches Clara.
–Usted también doctor.
–Ah, una cosa antes de irme. ¿Alguna idea de que le pasa al señor Krulag? Está más raro que de costumbre.
–Bert…El señor Krulag murió ayer.
Chickering, asustado y confundido por lo que Clara le dijo, siguió a Thackery lo más rápido que pudo, en el trayecto del hospital al bary en el tiempo que estuvieron bebiendo, Chickering no dijo una palabra de lo ocurrido.
Cuando llegó a su casa dejó sus cosas en una silla y fue al sillón, agarró unos fósforos para prender el hogar y sacó su caja de cigarrillos, pero de repente se fue la luz. La luz de emergencia no se había prendido y él sabía que no tenía velas, así que quiso usar los fósforos, ya que era lo único que teníapara llegar a la caja de los fusibles del segundo piso.
Los fósforos se negaron a encenderse con esos dedos temblorosos, pero conocía tan bien el camino que podía llegar a tientas hasta la escalera, valiéndose de la pared, cada tabla chirrió cuando subía y, a medio camino, se detuvo repentinamente, temblando, pues una puerta se había cerrado de golpe en algún sitio de la casa. Esperó durantecinco jadeantes segundos, pero no oyó ningún otro ruido, salvo el del viento en los árboles y, maldiciéndose a sí mismo por ser tan asustadizo, siguió su camino tambaleándose.
Llegó a la caja de fusibles y arregló el problema en cuestión de segundos. Al día siguiente, creyó que era momento de decirle lo que pasó a Thackery. Después de contarle lo ocurrido, John devolvió una anécdota igual deaterradora.
–Cuando volvía a casa sentía que alguien me estaba siguiendo, pero miraba para todos lados y no había nadie más que los perros de la calle, cuando llegué casa, todas las puertas del mueble de mi cocina estaban abiertas, primero creí que alguien me había robado, pero revise la casa de arriba abajo y no había nada fuera de lugar. Cuando trataba de dormir, aterrado por lo que ocurrió, empecéa escuchar pisadas alrededor de mi cama, y una risa…Maligna, una risa gastada y débil, como la risa de un fumador de 80 años. Traté con toda mi alma de dormir, finalmente pude, al despertarme, revise mi casa de vuelta y no había nadie. Y, ahora que me contaste esto, siento que el viejo Krulag fue más que un paciente.
Chickering no creía tanto en esas cosas, por lo que dejo lo ocurrido sinexplicar y siguió con su trabajo, al finalizar la jornada, una señora vino y pidió hablar específicamente con los dos.
–Ustedes trataron a Krulag. ¿No?
–Sí. ¿Algún problema?
–Cuando estaban con él, le faltaron el respeto de alguna forma?
–Un día estábamos cambiando un vendaje de su brazo y se alteró, lo cual hizo que Thackery hiciera un mal movimiento en laherida, ocasionándole mucho dolor, él nos culpó a nosotros, explicamos la situación pero seguía sin creernos.
–Justo lo que creía. Krulag no solo era una persona amargada y vengativa, sino que también siniestra, tienen que acompañarme, tenemos que ir a su casa. Chickering era alguien que buscaba aventura, emoción, terror. Así que no tuvo ninguna duda en acompañar a esa mujer, pero Thackery,...