Tumbalocos
Páginas: 7 (1696 palabras)
Publicado: 26 de febrero de 2015
por Gonzalo Lema
El camión pasó rápido un claro del Chaco. A su derecha, un hotel de dos pisos y otras tres casas bajas, de paredes blancas, quedaron desdibujadas por la polvareda que levantaba.
El viejo juez Jaramillo despertó justo cuando el barquinazo lo elevaba de la plataforma astillosa de la carrocería y apenas tuvo tiempo para sujetarse de la llanta de repuesto antesde que el camión tropezara nuevamente con una cadena de hoyos en el camino.
"Palos Blancos", murmuró. "Asiento judicial".
El camión no disminuyó de velocidad para entrar a un juego de curvas. El juez Jaramillo volvió a sujetarse de la llanta y superó con éxito las dos primeras pero, a la tercera, la pesada llanta amenazaba con aplastarlo contra las paredes de la carrocería. Abandonó sumaletín y su sombrero de petimetre, se puso de cuatro patas y penosamente trató de llegar al fondo, como si se tratara de un refugio. En cada barquinazo se golpeaba las rodillas y en el resbalón de las curvas se astillaba las manos. "Juez de vigilancia", se repetía, mientras el camión pujaba cuesta arriba. Luego logró sujetarse de una tabla salida del piso y aprovechó para torcer el cuello y mirar alcielo profundo: a un metro de su cabeza pasaba el aire cortado por el camión. Se levantó en varios movimientos, sujetándose de la carrocería. Cuando llegó a pararse recibió una bofetada del tufo caliente del Chaco. Retrocedió un paso con un solo pie. El otro lo mantuvo firme, pero unos segundos después se vio obligado a volcar la cara y recibir el aire en la nuca. El camión corría como se podíahacerlo en los años treinta, y a veces iba kilómetros de kilómetros tocando bocina.
El juez Jaramillo volvió a ubicarse de cuatro patas y trató de llegar, una vez más, al fondo de la carrocería. Estaba en ese intento cuando el camión se elevó por los aires y la llanta, en un rebote, le mordió la mano, pero luego hubo otro barquinazo que se la liberó. La llanta se elevó en saltitos, como un sapo,y, ante su desconcierto, se fue hacia atrás. El camión pasó rápido por un campamento de trabajadores que hacían el servicio de caminos, y unos metros más adelante frenó en una sola pisada del pedal: el juez Jaramillo se fue de bruces, dio, sin desearlo, un volteo correcto y otro doloroso de un costado, se arrastró en el mismo impulso un par de metros y frenó todo en un choque fuerte de su espaldacontra la pared posterior de la cabina. Cuando abrió los ojos, una maleta enorme irrumpía en el escenario de la carrocería, con un ruido seco. Tras de ella se descolgó un hombre que no lo miró.
Media hora más tarde, el juez dormitaba como un lirón. El hombre, en cambio, viajaba parado en medio de la carrocería, manteniendo perfectamente el equilibrio. El juez durmió como un par de horasaunque a él le parecieron más. Cuando despertó, sus párpados se abrieron sin ningún esfuerzo y su boca esbozó una sonrisa arrugada. Frente suyo, con un cigarro en los dedos, el hombre continuaba un equilibrio muy parecido al baile. "Hola", le dijo éste mientras echaba el humo hacia el cielo. El juez Jaramillo dio la impresión de recién estar reparando en él. "Por qué baila", le preguntó afirmando.El hombre ser rió: "Cuando viajo no duermo", le dijo. Luego añadió: "Soñaría pesadillas". El juez se levantó penosamente y desempolvó a manotazos su raído traje gris. Buscó su pequeño maletín con mirada: lo encontró bajo los pies del hombre. Hizo un ademán para que se lo devolviera. "Sólo duermo dos horas al día", dijo el hombre. Se bajó del maletín, se lo dio en la mano, y continuó: "Después dealmuerzo". El viejo juez, desconcertado, tosió antes de rellenar a golpes las huellas profundas del hombre en su maletín. Luego buscó su sombrero en los cuatro costados. "Se habrá volado", dijo para sí. El hombre pareció confundirse. El camión tronaba en su esfuerzo por escalar la cuesta. "Quién se ha volado", preguntó realmente preocupado. El juez, mientras tanto, había logrado gatear hacia el...
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