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El pensamiento crítico se propone analizar o evaluar la estructura y consistencia de los razonamientos, particularmente opiniones o afirmaciones que la gente acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana. Tal evaluación puede basarse en la observación, en la experiencia, en el razonamiento o en el método científico. El pensamiento crítico se basa en valoresintelectuales que tratan de ir más allá de las impresiones y opiniones particulares, por lo que requiere claridad, exactitud, precisión, evidencia y equidad. Tiene por tanto una vertiente analítica y otra evaluativa. Aunque emplea la lógica, intenta superar el aspecto formal de esta para poder entender y evaluar los argumentos en su contexto y dotar de herramientas intelectuales para distinguir lorazonable de lo no razonable, lo verdadero de lo falso.
El pensamiento crítico se encuentra muy ligado al escepticismo y al estudio y detección de las falacias.
Los argentinos están invadidos por un profundo desconcierto y un generalizado desánimo. Varias causas se confabulan para producir ese mortificante resultado. Una recesión económica terriblemente pertinaz, los preocupantes niveles deldesempleo, el creciente desprestigio de la dirigencia política, el debilitamiento notorio del gobierno nacional, el descontrolado crecimiento de una delincuencia cada vez más violenta y salvaje, la impotencia de las fuerzas de seguridad para ponerle coto a ese tenebroso fenómeno, los ecos atronadores de una protesta social que día tras día genera situaciones de caos en las rutas de la República yatascamientos torturantes en las calles de la Capital Federal, con olvido del orden, que es parte del interés supremo de la sociedad. Y, envolviéndolo todo, una angustia colectiva que deposita espesos nubarrones en el horizonte y nos convierte a veces en transeúntes taciturnos y temerosos, casi extranjeros en nuestra propia tierra.
Ese es el cuadro. Esa es la realidad. ¿Cómo enfrentarla? ¿Cómomodificarla? Y además: ¿ésa es toda la realidad? Resulta difícil responder tales interrogantes. Hay algo, sin embargo, que podemos hacer ya mismo: abstenernos drásticamente de repartir culpas a diestra y siniestra, como es común entre los argentinos. Abstenernos, por ejemplo, de descargar toda la responsabilidad sobre la clase política, cuando en realidad son muchos y variados los sectores que hancontribuido a que el país esté en el sitio en que está.
Es cierto que los políticos tienen bastantes explicaciones que dar en relación con este capítulo penumbroso de nuestra historia. Pero es probable que encuentren también un margen más o menos ancho para la autocrítica los empresarios, los sindicalistas, los intelectuales, el sector financiero y –por qué no– los muchos argentinos que todavíaestán en condiciones de entregar algo a la comunidad de la que forman parte.
La Nacion quiere hoy aportar una reflexión que sea útil en esta agobiante emergencia nacional. El pais está integrada por hombres y mujeres en los que la crisis nacional repercute de manera visceral. Por hombres y mujeres que hace tiempo hicieron su opción y se convencieron a sí mismos de que la solución no reside en golpearlas puertas de los consulados extranjeros, como no lo fue en el pasado haber golpeado las puertas de los cuarteles. Este diario quiere alzar hoy su voz centenaria para convocar al conjunto de los argentinos a pasar a la acción, a rescatar al país de la virtual parálisis que lo afecta. No se trata ya de llamar a una toma de conciencia sobre la gravedad de la situación que se vive, no se trata yade reiterar diagnósticos repetidos hasta el cansancio. Se trata, lisa y llanamente, de poner manos a la obra. Todos tenemos algo que hacer en esta encrucijada.
Es bueno que cada argentino empiece por interrogarse a sí mismo y por escarbar su propia conciencia. Cargar las tintas sobre la culpa ajena es siempre el camino más fácil. Tratemos, esta vez, de ser originales. Tratemos de averiguar...
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