TurlesLabs

Relato de Aventuras
Los Náufragos del “Arcadia”

Parte 1: El Naufragio

Esta historia sucedió hace unos 2 años, cerca de la famosa “Isla de los Estados”. No era muy cómoda la situación en la que estaba e imagino que para Juan y Martín tampoco, ya que estábamos viajando directo hacia esta isla donde dos de los tres torreros, Felipe y Moriz, murieron en aquel trágico accidente. Nosquedaríamos en el faro tres meses reemplazando a los torreros que se encontraban allí en ese momento. Recuerdo el claro gritó del capitán Rick:

-¡Sujétense!-

Entonces fue donde todos experimentamos un choque terrible, habíamos dado de lleno contra la costa rocosa del estrecho de Le Maire. Toda la tripulación murió excepto Juan y yo. Recuerdo el ensangrentado cuerpo del capitán Rick clavado contra unode los cañones del “Arcadia”.

Durante esa tarde estuvimos buscando refugio por la costa. Mientras conversábamos Juan divisó una pequeña abertura justo delante de una pequeña colina, la cual nos quedaba perfecta para pasar las noches. Al ir a inspeccionarla nos dimos cuenta de que nos proporcionaba un refugio al frío y a la subida de la marea. Decidimos quedarnos allí.

Al quinto día salimosa buscar comida. Mientras buscábamos algún guanaco del cual podríamos aprovechar su carne, oímos una conversación entre dos hombres. Cada segundo se escuchaban más cerca, y más, y más…

-Alguien ha estado aquí- Dijo uno de los hombres- Han dejado huellas en el suelo, mirá-

-Es verdad- Dijo el otro.

Mientras tanto nos habíamos ocultado detrás de una roca, cerca de ellos, para poder oírlos.-Pero ¿Quién?¿Quién habrá anclado en esta isla?¿Quién?

Al cabo de unos minutos, el primero respondió.

-¿Habrá naufragado algún barco?-

Este estaba en lo cierto y no tardaron en encontrar el “Arcadia” en la costa. Comenzaron a recolectar elementos que encontraron en los restos del barco. Juan y yo los mirábamos con rencor mientras nos despojaban de nuestras pertenencias. Los seguimos aescondidas hasta una cabaña pequeña, de paredes madera y techo de paja. Tenia una chimenea de piedras grises gastadas y marcadas por el hollín. En la cabaña había otros hombres, nos pareció identificar otros siete por lo menos. Decidimos con Juan que cuando estuvieran durmiendo aprovecharíamos para hacernos con algunas de las cosas que tenían en su poder.

Un par de horas mas tarde Juan y yoestábamos de regreso en nuestra cueva disfrutando de una rica carne, equipados con armas y con agua potable de sobra. La carne, desafortunadamente, estaba cruda

-Que pena que esos hombres se hayan levantado tan pronto, de no ser por eso, hubiésemos podido sacarles también un poco de madera para prender una fogata-

-Pensá un poco Juan, si encendiésemos una fogata para cocinar la carne verían elhumo y vendrían a buscarnos-

-¡Pero nosotros estamos armados!- Dijo Juan con un poco de enojo.

-Si, pero nos superan en número. De todas maneras, hay que agradecer por poder comer algo distinto- Le dije con calma.

Después de cenar, me preguntó:

-¿Qué podemos hacer para salir de acá sin ser vistos?-

-Podríamos caminar hasta la otra punta de la isla y desde allí hacerle señas a algúnbarco que pase-

-¿Y tu crees que nos recogerá ahí, en el estrecho? Es muy peligroso para los barcos-

-Si tiene un buen capitán y un hábil timonel, supongo que sí- Le dije esperanzado.

Discutimos esta idea durante un buen rato y llegamos a la conclusión que caminaríamos en sentido contrario a la “Isla de los Estados”, hacia Ushuaia. Allí esperábamos encontrar algún barco con rumbo alPacífico que nos pudiese llevar hasta el puerto de Ushuaia. Una vez allí avisaríamos del naufragio y de los piratas que encontramos al encallar.

El día siguiente lo dedicamos por completo a los preparativos y a planificar el viaje.

Estimamos que nos tomaría unas 48 horas si no veíamos ningún barco, y que necesitaríamos llevar suficiente agua y alimentos. Decidimos aprovechar y buscar madera y...