Tutu
Dos años antes de su muerte, San Francisco se retiró a Toscana con cinco de sus hermanos más cercanos, en el Monte Alvernia para celebrar la Asunción de la Santísima Virgen y preparar la fiesta de San Miguel Arcángel por cuarentadías de el ayuno.
Fue en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Francisco, arrodillado ante su celda, oraba rezando con los brazos abiertos a la espera del amanecer, cuando fue objeto de una gracia excepcional. El Señor crucificado se le apareció en la figura de un serafín de seis alas.Después de pasar tiempo con él en una conversación dulce, partió dejándole
impreso en el cuerpo lasllagas sagradas. Por lo tanto, Francisco, que tanto deseaba asemejarse a Cristo, con este rasgo se identificó más a Cristo crucificado.
El Papa Benedicto XI quiso conmemorar esta gracia mediante una festividad.
El Papa Sixto V ordenó insertar en el Martirologio romano, el recuerdo de
los estigmas de San Francisco el 17 de septiembre. El Papa Pablo V extendió
esta fiesta a la Iglesiauniversal con el fin de despertar el amor de Jesús crucificado en cada corazón.
Hacemos memoria hoy del milagro de la impresión de las llagas en las manos, en los pies y en el costado del seráfico San Francisco de Asís, fiesta grande de los franciscanos que celebraremos mañana.
Corría el año 1224, en torno a la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, dos años antes de la muerte del Santo. El“pobrecillo” de Asís se había retirado a la soledad en la cima del monte Alvernia para ayunar y orar cuarenta días en honor de San Miguel Arcángel, buscando la luz que necesitaba en su crisis personal por el rumbo que muchos hermanos trataban de dar a la Orden franciscana.
Estos hermanos, que tanto hacían sufrir al Santo, amaban y admiraban sobremanera a Francisco, pero querían que la Orden fundada porél fuera poderosa y fuerte para poder rivalizar con dominicos y benedictinos en el servicio de la Iglesia.
Es innecesario apuntar, que este interés por ser fuerte era lo más opuesto a la inspiración divina con que San Francisco había fundado la fraternidad de hermanos menores que se extendió y creció hasta ser, como lo es hoy, la Orden más numerosa en la Iglesia.
Como narra San Buenaventura,Francisco, permaneciendo en una oración de súplica desgarrada, vio bajar de los cielos un Serafín que tenía seis alas resplandecientes, entre cuyas alas apareció representada la imagen de un hombre crucificado.
La visión infundió en el corazón de San Francisco un extraordinario gozo mezclado con dolor, al contemplar a Cristo crucificado y pensar en sus indescriptibles dolores sobre la Cruz.
Elpobrecillo de Asís comprendió entonces que él debía transformarse totalmente en Jesucristo, si, pero no tanto por el martirio de la sangre como por el de la aceptación de la realidad tal cual era. Esa realidad que tanto hacía sufrir a nuestro santo no era la de sus innumerables enfermedades o la de su muerte, bien cercana, sino la realidad de la Orden Franciscana.
Fue ahora, en la oración y por...
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