Twaites Rey LA NOCI N GRAMSCIANA DE HEGEMON A

Páginas: 86 (21448 palabras) Publicado: 10 de agosto de 2015
LA NOCIÓN GRAMSCIANA DE HEGEMONÍA
EN EL CONVULSIONADO FIN DE SIGLO
 
Acerca de las bases materiales del consenso
 
Mabel Thwaites Rey
 
Publicado en GRAMSCI MIRANDO AL SUR. SOBRE LA HEGEMONIA EN LOS 90,
L.Ferreyra, E.Logiudice, M.Thwaites Rey. K&ai Editor, Colección Teoría Crítica, Buenos Aires, 1994.

 
"¿Cómo es posible pensar el presente, y un presente bien determinado, con unpen­samiento trabajado por problemas de un pasado remoto y superado?".1[1]
 
 
I- INTRODUCCION
 
Cuando los cascotes del muro de Berlín todavía siguen cayendo sobre nuestras desconcertadas cabezas, mientras la polvareda nos nubla la perspectiva del nuevo siglo; cuando el mundo sobre el cual construíamos nuestras realidades y proyec­tabamos el futuro ha girado 180 grados y todo parece haberse vueltorepentinamente ob­soleto y va­cío; cuando se decreta el fin de la historia y la muerte definitiva de las ideologías en aras del más burdo prag­matismo; cuando no atinamos a ordenar el caos mientras se baten loas a la fecundidad del desorden, no parece desatinado pregun­tarse por qué detenerse a in­dagar en el pensamiento de alguien muerto en la casi prehistoria de 1937. Por qué Gramsci hoy, por quénuevamente Gramsci, requiere al­gunas explicaciones.
 
El interés por la obra de Antonio Gramsci tuvo un pico sin preceden­tes en la década de los '702[2]. Cantidades de trabajos se escribieron en torno al pensamiento del comunista italiano, que des­tacaban diferentes aspectos de su compleja producción, pretendiendo darle un sentido in­tegral a las notas dispersas de su período car­celario.Jus­tamente la característica no articulada de sus cuader­nos de la cárcel, y el hecho mismo de que su autor no los haya revisado para su publicación, ha dado lugar a las más variadas interpretaciones teóricas y políticas. Qué hubiera dado a conocer Gramsci, qué hubiera sostenido en definitiva, y qué hubiera desechado por provisional o er­rado es una incógnita de im­posible dilucidación, pero que ha servidopara provocar fuertemente, como acicate in­telec­tual y político, la búsqueda de respuestas a los constan­tes desafíos de la dominación capitalista3[3].
 
No es extraño que la preocupación de Gramsci por desentrañar los mecanismos consensuales de la dominación burguesa en las sociedades modernas desde principios de siglo, que expresaban formas de in­tegración social de los sec­tores populares máscomplejas y obligaban a pensar nuevas estrategias de lucha revolucionaria, haya sido puesta de manifies­to en el cenit de las formas benefac­toras del Estado capitalista, con su intrincado entramado de instituciones, desarrol­ladas tanto en el ámbito de la sociedad civil como en el de la sociedad política, sobre la base de las condiciones materiales más favorables para las masas conocidas desdela aparición del capitalismo.
 
También en América Latina se produjo un renovado interés en la obra de Gramsci, sobre todo a partir de la cruenta derrota del proyec­to de Allende en Chile, y de la emergencia de las dictaduras militares del cono sur, que volvieron a poner en el tapete la cuestión de la construcción de contrahegemonía popular.4[4]
 
Las lecturas que intentaron hacer de Gramsci un"teórico de las superestructuras", un propulsor de la toma del poder "de a pedacitos", el ideólogo del "compromiso histórico" con la burguesía y de la "vía democrática al socialismo", o de escindirlo completamente de la tradición leninista e incluso del propio Marx, para justificar pos­turas políticas social­refor­mistas, se entrecruzaron en una disputa política con quienes pretendían res­catar suesen­cia revolucionaria y el carácter de con­tinuación/superación de la tradición marxista con­tenido principalmente en sus escritos carcelarios. Intensos debates se suscitaron en torno a su obra, hasta que los nuevos tiempos neoconser­vadores primero, y el derrumbe de los socialismos reales después, terminaron por eclipsar el interés por este teórico convencido de la conveniencia y de la...
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