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Adelia Setto es resiliente o, lo que es lomismo, una de aquellas personas que son capaces de poner el foco en lo que poseen y no en lo que les falta. Con una severa escoliosis, pasó tres años de su infancia enyesada casi de cuerpo entero. Perologró sobreponerse a los problemas de salud, a la discriminación y a la marginación.
Creó la Fundación Añil, recibió premios y escribió un libro. Hoy, entre tantas cosas, le preocupa ladiscriminación laboral y los recursos humanos desperdiciados que, asegura, son el germen de una sociedad violenta.
–¿Cómo trata la sociedad a las personas con discapacidad?
–Hace miles de años losespartanos arrojaban a los niños frágiles por las barrancas del monte Taigeto; eran un pueblo guerrero, sin terapias intensivas ni antibióticos. Ahora, la medicina salva millones de vidas y después, lasdisposiciones laborales generan un Taigeto posmoderno: nos dejan crecer y formarnos y después rodamos una o varias veces barranca abajo.
–Es decir que son personas que quedan afuera de los circuitosformales por discriminación laboral…
–Las personas que salieron de un cáncer, un trasplante, un accidente; padecen algún déficit visual, óseo, cardíaco, y hasta timidez, fueron quedando fuera delsistema laboral. A mí las cirugías a los 12 años me salvaron la vida. No imaginaba que incontables veces tendría que rodar barranca abajo con un currículo que se iba engrosando mientras las institucionessólo veían mi radiografía. La primera discriminación la sufrí cuando entré al secundario y no pude ser maestra normal. Me recibí de perito mercantil. Terminé mi carrera universitaria y el profesoradode francés. A los 22 años tuve mis primeros alumnos y en ellos pude promover parte de mis estrategias resilientes desde mi infancia: en los años ’70 ya aplicaba intuitivamente el trabajo con las...
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