Técnico

- Serena, ¿me concederías tu mano en matrimonio?- Preguntó Patrick con la más aguda las inocencias.
- Naturalmente no Patrick, no hay nada más altruista que el matrimonio-
- Entonces mi amada Serena, ¿qué debo hacer para tener tu corazón?-
- Primero, limpiar mi nombre de adjetivos, no me caracterizo Patrick, no me caracterizo-
- ¿Y qué es lo segundo?-
- Dame un crimen que no pueda resolver-- ¿Y si te lo doy me concederás tu preciado corazón?-
- Claro está- dicho esto apagó el cigarrillo y lo apoyó en el cenicero, besó con sutileza y sorna los labios del hombre y se alejó sin decir adiós.
 
Patrick caviló noche y día, día y noche pero no imaginaba algo de relevancia, sabía que la astucia de su amada superaba la suya propia, consideró el envenenamiento de Lord Weinster pero ellasabría que habría sido el, se cruzó por su mente también el extraño suicidio de Madame Rosseau pero ella lo sabría, eventualmente todo lo que él pensara ella lo sabría de antemano. 
Un día caminando por St. Leavers se encontró con un leproso que pedía limosna y se le ocurrió algo que le concedería, por seguro, el amor de Serena.
 
La mañana del día siguiente envió a su criado Lupus para querepartiese invitaciones a una cena en su casa, una cena formal y claro está, una de las invitadas era Serena. Estuvo todo el día decorando el lugar, mandó a pedir la mejor champaña y llamó a un amigo suyo, marinero de profesión.
El capitán  Rogers no tardó en aparecer por sus aposentos y con su porte de hombre de las aguas se adentró en la habitación de Loeve.
-Mi querido Patrick, es para mí un granhonor haber sido invitado-
-Pase por favor Henry, quiero comentarle algo de especial cuidado. ¿Recuerda usted aquella vez en la que después de un viaje al Atlántico de occidente trajo dos ejemplares de peces de horrorosa apariencia y gran tamaño que vendió a excelente precio?-
- Naturalmente, dos Barracudas para ser más exactos, que animales más impetuosos-
- ¿Sabe dónde puedo conseguiralguno?-
- Permítame hacerle saber que es su día de suerte pues conservo uno vivo en mi casa y para su conveniencia podría sacrificarlo a menos que lo desee usted como decoración-
- Me haría un gran favor si pudiese acabar con la vida del pez, será usted muy bien remunerado-
- Señor, si se trata de usted no puedo cobrar, sólo espere un par de horas y envíe a su criado, tendré el pez listo-
- Leagradezco de corazón Henry, permítame escoltarlo a la salida-
- Tenga usted un buen día- Finalizó el marinero.
Dicho esto, caminaron ambos hombres hasta el porche donde se despidieron con un fuerte apretón de manos. Luego Loeve envió al ama de llaves a la biblioteca a pedir algunos tomos de cocina y preparación de peces de arrecife. Dispuso el menú de aquella noche y como plato fuerte eligió pato ensalsa de naranja que no tardó en llegar al ser ordenado a uno de los mejores cocineros, la champaña y el vino no se hicieron esperar y unas cuantas horas después llegó el criado con la barracuda, Loeve pidió que fuese llevada a la cocina auxiliar donde se encerró con el pez muerto por cerca de dos horas. Posteriormente pidió que las copas fuesen decoradas con cintas de diferentes colores cada unaal igual que los platos y las mesas, ordenó flores con colores idénticos a los de la decoración. Luego subió a su habitación y esperó que fuesen llegando los invitados uno por uno.
La noche cayó sobre la gran ciudad, y como era de costumbre Serena llegó en último vestida de su habitual verde que rompía con el lúgubre tono de la población y saludó con carisma a quienes allí estaban, sus ojosavellana inspeccionaron cada parte de la casa hasta encontrar a Patrick.
- Es una grata sorpresa el que hayas organizado tan... extraña celebración, ¿a qué se debe?- Preguntó con su mirada pícara, al hombre que intentaba contener sus deseos de raptarla de aquel lugar.
- Se puede decir, que hoy se culmina algo muy importante para mí, mi adorada Serena-
- Oh, misterio, gracias Patrick, tal vez esta...