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Páginas: 5 (1121 palabras)
Publicado: 6 de noviembre de 2013
ncés, rematado por una figurita en bronce dorado de la Libertad aplastando a la hidra del despotismo.
El semblante de lord Arthur se iluminó de alegría al verlo.
-Esto es precisamente lo que necesito. Y ahora dígame usted cómo estalla.
-¡Ah, ése es mi secreto! -respondió Herr Winckelkopf contemplando su invento con una justamirada de orgullo-. Dígame usted únicamente cuándo desea que estalle y regularé el mecanismo para el momento indicado.
-Bueno; hoy es martes y si puede usted mandármelo en seguida...
-Imposible. Tengo una infinidad de encargos; entre otros, un trabajo importantísimo para unos amigos de Moscú. Pero, a pesar de todo, se lo mandaré mañana.
-¡Oh! Llegará todavía a tiempo -dijo lord Arthur cortésmente-si queda entregado mañana por la noche o el jueves por la mañana. En cuanto al momento de la explosión, fijémoslo para el viernes a mediodía en punto. A esa hora el deán está siempre en su casa.
-¿El viernes a mediodía? -repitió Herr Winckelkopf.
Y tomó nota en un gran registro abierto sobre una mesa, al lado de la chimenea.
-Y ahora -dijo lord Arthur levantándose- haga el favor de decirmecuánto le debo.
-Muy poca cosa, lord Arthur; se lo voy a poner al precio de coste. La dinamita vale siete chelines con seis peniques; la maquinaria de relojería, tres libras diez chelines, y el porte, unos cinco chelines. Me complace sobremanera poder servir a un amigo del conde de Ruvaloff...
-Pero, ¿y sus molestias, Herr Winckelkopf?
-¡Oh, nada! Tengo un verdadero placer en ello. No trabajopor el dinero, vivo exclusivamente para mi arte. Lord Arthur puso cuatro libras, dos chelines y seis peniques sobre la mesa, dio las gracias al pequeño alemán por su amabilidad y, rehusando lo mejor que pudo una invitación para entrevistarse con varios anarquistas en un té-merienda el sábado siguiente, salió de casa de Herr Winckelkopf y se fue al parque.
Los dos días siguientes los pasó lordArthur en un tremendo estado de agitación. Y el viernes, a mediodía, fue al Buckingham en espera de noticias. Durante toda la tarde, el estúpido portero de servicio fijó en la tablilla telegramas de todos los lugares del país, con los resultados de las carreras de caballos, las sentencias de divorcio, el estado del tiempo y otras informaciones semejantes, mientras la cinta telegráfica desenrollabalos detalles más aburridos sobre la sesión nocturna de la Cámara de los Comunes y sobre un ligero pánico que hubo en la Bolsa.
A las cuatro llegaron los diarios de la noche y lord Arthur desapareció en el salón de lectura con el Pall Mall, el Saint,James's, el Globe y el Echo, ante la gran indignación del coronel Goodchild, que quería leer el extracto de un discurso que había pronunciado aquellamañana en el Palacio Consistorial sobre las misiones sudafricanas y la conveniencia de tener en cada provincia un obispo negro. Ahora bien: el coronel sentía, no se sabe por qué, una gran animadversión por el Evening News.
Ninguno de aquellos periódicos contenía, sin embargo, la menor alusión a Chichester, y lord Arthur comprendió que el atentado había fracasado. Fue para él un terrible golpey durante algunos minutos permaneció abatidísimo. Herr Winckelkopf, a quien visitó al día siguiente, se deshizo en excusas complicadas, comprometiéndose a proporcionarle otro reloj, que abonaría él, o una caja de bombas de nitroglicerina a precio de coste. Pero lord Arthur no tenía ya ninguna confianza en los explosivos y Herr Winckelkopf reconoció que estaba hoy día todo tan falsificado queera difícil proporcionarse hasta dinamita sin adulterar. Sin embargo, el alemán, aun admitiendo que el mecanismo de relojería podía ser defectuoso en alguna pieza, confiaba todavía en que el resorte del reloj funcionase. Citaba en apoyo de su tesis el caso de un barómetro que enviara una vez al gobernador militar de Odessa, preparado para estallar al décimo día, y que tardó en hacerlo tres...
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