Ulices

COMBATE DE AQUILES Y HECTOR
CAPITULO VXI

En la ciudad de Troya, el anciano Príamo estaba en la sagrada torre contemplado la batalla. Al ver el terrible empuje de Aquiles y como huían los troyanos espantados y sin fuerza para resistirlo, comenzó a gemir y dijo así, dirigiéndose a los centinelas que guardaban las puertas de la muralla.
-abrid las puertas y sujetadlas con la mano hasta quelleguen a la ciudad los guerreros que huyan espantados. Mas en cuanto entren, cerradlas, pues ese hombre funesto entre por el muro.
Difícil era esto, pues Aquiles perseguía de cerca a los troyanos en fuga. Y sin duda los aqueos habrían tomado Troya en ese instante si Agenor no hubiera resuelto salir al encuentro de Aquiles y desafiarlo a combatir con él. Espero el guerrero, cubierto con su escudo, yamenazándolo con su espada dijo:
-grandes esperanzas concibes, esclareció Aquiles. De tomar hoy la ciudad de Troya. ¡Insensato! Aquí estamos para defenderla luchando por nuestros padres, esposas e hijos muchos fuertes varones, y tú recibirás aquí mismo la muerte a pasar de ser tan terrible guerrero.
En seguida le arrojo su lanza, que golpeó una pierna de Aquiles, sobre la polaina de estaño,sin lograr atravesarla. Aquiles enfurecido, se lanzo sobre agenor; pero Apolo, arrebatando al troyano, lo cubrió de espesa niebla y lo transporto a la ciudad. Mientras esto ocurría en el campo, los troyanos en fuga tuvieron tiempo de refugiarse tras el muro y cerrar sus puertas fuertemente.
¡Ha, pero no todos los guerreros troyanos estaban a cubierto de la cólera de Aquiles! El divino Héctor habíaquedado fuera, para que se cumpliera así la voluntad de los dioses. Frente a sus puertas, contemplaba el campo lleno de guerreros muertos, deseoso de combatir con Aquiles.
Desde la torre, el anciano Príamo, al verlo, tendió hacia él los brazos diciéndole con tono lastimero:
-¡Héctor, hijo querido! No guardes solo y lejos de los amigos a ese hombre, mucho más fuerte que tu, para que no mueraspronto a sus manos. Me ha privado ya de muchos hijos. Ven adentro del muro, hijo querido, para que salves a los troyanos. Compadécete también de mí, de este infeliz que aún conserva la razón, pero pronto perderá la vida.
A su vez, Hécuba, la madre de Héctor agrego entre lágrimas:
-¡Héctor, hijo mío! Apiádate de mí, entra en la muralla rechaza desde allá a y no salgas a su encuentro.
De estamanera Hécuba y Príamo imploraban a su hijo sin que lograran persuadirlo, pues Héctor seguía aguardando a Aquiles, que ya se acercaba con la terrible lanza de peleo sobre el hombro derecho y el cuerpo protegido por el bronce, que brillaba como el resplandor de un incendio. Héctor, al verlo, sintió que un extraño terror se apoderaba de él y echo a correr espantado. Aquiles se lanzo a su persecución ylos dos corrían velozmente en torno de la muralla de Troya.
Mientras esto ocurría en la llanura, todos los dioses contemplaban la escena, y Júpiter dijo:
-¡oh, dioses! Con sus ojos veo a un caro varón perseguido en torno del muro. Mi corazón se compadece de Héctor, que tantos sacrificios me ha ofrecido. ¡ea!, deliberad y decid si lo salvaremos de la muerte o dejaremos que sucumba a manos delpelida
-¡oh, padre! – respondió minerva _ ¿de nuevo quieres librar de la muerte a ese hombre, a quien ha tiempo el hado condeno a morir? Hazlo, pero no todos los dioses te lo aprobamos
-tranquilízate, Tritogenia, hija querida. No hablo con ánimo benigno, pero contigo quiero ser complaciente. Obra, pues, conforme con tus deseos.
Bajo minerva del Olimpo y colocándose junto a Héctor que aun corríatomo la figura de deifibo otro de los hermanos del héroe troyano y le susurro al oído:
-Mi buen hermano mucho te premia el pelida Aquiles detengamos y rechacemos su ataque
Engañado así por la diosa Héctor se detuvo y espero a Aquiles, diciendo
-no huiré mas de ti ¡oh hijo de peleo! Mi ánimo me impele a afrontarte pero pongamos a los dioses por testigo de que cumpliremos nuestros pactos yo no...