Ultimas tardes con teresa
Últimas Tardes Con Teresa
Nota a la séptima edición................................................................................................................2 1.................................................................................................................................6
Se amaban sobre el rumor de lasolas............................................................................................44
2...............................................................................................................................54 3.............................................................................................................................148
Juan Marsé
Últimas Tardes Con Teresa
Souvent, pour s’amuser, les hommesd’équipage Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers, Qui suivent, indolents compagnons de voyage, Le navire glissant sur les gouffres amers. Á peine les ont-ils déposés sur les planches, Que ces rois de l’azur, maladroits et honteux, Laissent piteusement leurs grandes ailes planches Comme des avirons trainer á cóté d’eux. Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule! Lui, naguére si beau, qu’il estcomique et laid! L’un agace son bec avec un brúle-gueule, L’autre mime, en boitant, l’infirme qui volait! BAUDELAIRE
Nota a la séptima edición
Si de algo puede estar más o menos seguro un autor acerca de un libro suyo recién escrito, es de la distancia que media entre el ideal que se propuso y los resultados obtenidos, pese al rigor formal con que intentó amarrar el deseo y la realidad. Pero sise trata de un libro no reciente, escrito por ejemplo diez años atrás, como es el caso de éste, aquella dudosa certeza ha dejado de importunar y en su lugar alumbra un cálido estupor. Mis relaciones actuales con Teresa, después de estos años de convivencia, no sólo son buenas sino incluso más estimulantes de lo que yo había supuesto. La novela ha pasado a ocupar el rincón menos sobresaltado de miconciencia y allí fulgura suavemente, igual que un paisaje entrañable de la infancia. De vez en cuando he buscado, tanteando entre la espesura del texto, como si evocara un cuerpo joven emborronado por el tiempo, aquella supuesta gracia de ciertos miembros, los músculos y tendones que un día constituyeron el vigor del relato, la expresión más personal de una sensibilidad dócil y atenta. Pero elcarácter nostálgico de esa clase de relectura no excluye algunas sorpresas. Por ejemplo, aquellas amarras profesionales destinadas a acortar la famosa distancia insalvable, aquellas, tal vez triviales, soldaduras del relato, puentes de diseño o suturas de sentido, a las que concedí una desdeñosa y convencional funcionalidad, por una parte han adquirido con el tiempo una vida independiente y autónomay por otra han enraizado secretamente con la materia temática que nutrió la historia, hasta el punto que podrían quizá llegar a constituir, para un lector de hoy, los auténticos nervios secretos de la novela, las coordenadas subconscientes mediante las cuales se urdió la trama. Eso explicaría en parte el que jamás los críticos, ni los profesores de literatura, ni los eruditos, o como quiera quese llamen los que se dicen expertos en estas cuestiones, suelan
Página 2 de 214
Juan Marsé
Últimas Tardes Con Teresa
ponerse de acuerdo sobre los propósitos del autor. Y precisamente con esta novela, el desacuerdo fue notable desde el primer momento. Pero no deseo (no sabría) aclarar aquí esta cuestión. No .había releído Últimas tardes con Teresa desde que corregí las pruebas en elinvierno de 1965. A lo largo de estos nueve años, siempre que, en medio del monótono oleaje de diversos y aburridos quehaceres, he pensado en la novela, ha sido preferentemente para evocar tal o cual imagen predilecta, es decir, revivir algo que no sabría llamar de otra manera que simple placer estético. Solía escoger, con deleitosa reincidencia, imágenes como la de Teresa en su jardín de San...
Regístrate para leer el documento completo.