Un amor fabuloso
Por: Adriano Mckenzie F.
Hay que ser inteligente, para fingir ser tonto y que te crean – le decía Tomás a su deprimido amigo Rafael y continuaba - Esa mujer no solo teengañó a ti, nos engañó a todos. Claro a nosotros nos robó el dinero a ti además te rompió el corazón.
Gisela era bella y lo peor sabía que lo era. Su carita angelical, sus costosos arreglos decabello, uñas de pies y manos, la carísima loción para humectar la piel. La hacían parecer natural, pero nada más alejado de la realidad, en ella nada era espontáneo, ni siquiera su bella sonrisa.Llegaba a Puerto Jiménez, Costa Rica. Su costoso automóvil BMW llamaba la atención en un lugar cuyo transporte popular son las bicicletas. Se hospedó en las Cabinas Jiménez y durante una semana todas lastardes Gisela se sentaba en el área social y entre pedidos de margaritas manifestaba – aparentemente de manera casual – que había heredado de sus padres unos terrenos en el Parque Nacional Corcovado.Según ella, poseía el título de propiedad de los terrenos, aunque tuvo problemas con el gobierno, porque cuando cerraron las minas de oro a cielo abierto las autoridades costarricenses nacionalizaronlas tierras. Mediante sus abogados después, de casi tres años, ella había podido recuperarlas.
En una ocasión y habiéndose bebido 4 margaritas. Al levantarse de la silla - trastabillóintencionalmente – logrando captar la atención de Tomás (un mesero del lugar) quien solícito se ofreció para acompañarla hasta su cabaña. La tomó del brazo y en el camino, en un aparente desvarío, se le acercó aloído y le dijo: “cuídame me quieren quitar el oro que me dejaron mis padres”. Es mucho, mucho, dinero”.
Tomás al igual que la mayoría de los empleados y algunos de los huéspedes de las Cabinasya estaban al tanto de la situación.
Esa noche Tomás no podía conciliar el sueño. Y cuando lo hizo. Soñó con grandes riquezas, con miles de lingotes de oro de 24 kilates. La mañana siguiente...
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