Un camino hacia la igualdad
A partir de los conceptos de liberalismo y democracia, entendidos desde la teoría política, se hace una revisión de la gestión educativa que las diversas administraciones están llevando a cabo, cuestionándose si dicha política educativa no obedece, en realidad, a una estrategia de control, no sólo en ese terreno, sino al social en general. Así, se defiende que los intentos -orealidades- de privatizar la enseñanza se corresponden con una política global de desmantelamiento del Estado, y que el lenguaje democrático que se usa puede ser un modo de pretender "desescolarizamos política, física y, sobre todo, mentalmente".
La mayoría de los ciudadanos de este país estarían de acuerdo en afirmar que vivimos en una sociedad democrática con una economía de mercado. Igualmente,convendrían en que el sistema educativo, al menos en sus niveles obligatorios, debe formar a la ciudadanía para ese mundo social y laboral en el que nos ha tocado vivir. Sin embargo, difícilmente habrá acuerdo más allá de estas dos afirmaciones, fundamentalmente debido a las diferentes concepciones que se tengan de democracia, ya que el de capitalismo parece tener un significado más unívoco -o almenos no se discute tanto-, y de qué debe en tenderse por educar para dichos ámbitos.
En este artículo pretendo aportar datos para una interpretación de las relaciones que se producen -y reproducen- en el sistema educativo a nivel organizativo y político, partiendo de esos distintos conceptos de democracia y de las relaciones interpersonales que el sistema económico capitalista impone.
Sin embargo,el poder del pueblo, que se supone es la democracia, en realidad "sirve de tapadera al poder del dinero, de la tecnociencia, de la burocracia de los partidos y del Estado, de los medios". La capacidad de acción que el sistema democrático permite a todas las personas es aprovechado por las estructuras económicas y de poder en beneficio propio, lo que supone, en la práctica, un recorte en laslibertades del ciudadano, pues resulta evidente que si alguien tiene el poder suficiente para conseguir determinado objetivo, es a costa del de los demás, que carecen de él. De ahí los intentos que a lo largo de la historia se han producido por parte de quienes tienen privilegios por mantenerlos:
Las modalidades varían desde la violencia a gran escala a dispositivos de control más sutiles,particularmente en las sociedades democráticas. Éstos incluyen la estructuración de valores y opciones de actuación, y medidas para controlar el pensamiento y la opinión [...].
La idea del control del pensamiento en las sociedades democráticas -o, por lo que a esto respecta, la estructuración de las opciones en una sociedad democrática por parte de instituciones privadas jerárquicas y coactivas- parececontradictoria a primera vista. Una sociedad es democrática en la medida en que sus ciudadanos desempeñan un papel significativo en la gestión de los asuntos públicos. Si su pensamiento es controlado o sus opciones son estrechamente restringidas, no están, evidentemente, desempeñando un papel significativo: sólo los controladores y aquéllos a quienes sirven lo hacen (CHOMSKY, 1992: 18).
El resultadoes un individuo conformista y pasivo que actúa en buena medida condicionado por el mensaje que, fundamentalmente desde los medios de comunicación, le envía el poder, y cuya capacidad de ejercer su libertad queda constreñida en la práctica a la posibilidad de elegir entre las opciones que desde arriba se le ofrecen. Y es que "la opinión pública tiende cada vez más a coincidir con la publicada. Sólolos ciudadanos con conciencia democrática y capacidad crítica son capaces de «filtrar» reflexivamente los mensajes, los símbolos, los rituales"
La cuestión es hasta qué punto el Estado está dispuesto a llevar este modelo de ciudadano a la práctica, pues si cada persona pensase por sí misma, la labor de gobierno tal y como se lleva -y se ha llevado- a cabo resultaría considerablemente más...
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