Un clásico

Un clásico, ¿no tan clásico?
A la hora de adaptar un clásico hay que tener cuidado milimétrico para no rayar con la parodia, más aún cuando se trata de una obra tan reconocida como lo es Hamlet, lahistoria del príncipe Danés escrita por el gran dramaturgo del siglo XV: Shakespeare.
El grupo juvenil del Teatro Popular de Medellín tomó como reto la adaptación de dicho guión con más de 500 añosde antigüedad. Fue un proceso largo de creación y selección de ideas, que dio como resultado una excelente obra teatral, que captura la esencia del clásico y la combina con elementos un pocopeculiares.
La música agregada a la presentación, probablemente el elemento más curioso, es una selección coherente de canciones de rock interpretadas en vivo que logran conectar al espectador con momentosespecíficos añadiéndoles fuerza y virtuosidad.
Otro punto a destacar es el rompimiento de la cuarta pared, esa que separa al público de los actores. La escena en la que probablemente más se destaca lainteracción con la audiencia sucede con el monologo de Ofelia, interpretada por Ana Quijano, cuando esta entrega unas flores a un espectador al azar mientras recita con habilidad las palabras delagobiado personaje.
El manejo de luces es totalmente fascinante y acorde con la intención del momento, además de dar al escenario una paleta de colores que contrasta con el vestuario blanco y negro de losactores, creando atmosferas visuales perfectamente reconocibles.
Los actores al igual que esos pequeños detalles que hacen magnífica la obra, logran una excelente caracterización de los personajes quepara la adaptación se valen de un lenguaje menos arcaico. Horas y horas de ensayo consiguieron que los jóvenes tomasen el personaje como parte de su vida para lograr una actuación bastanteconvincente. Actuaciones para destacar son la de Andrés Montoya como Horacio, Alejandro Taborda como Hamlet, Carlos Velez como Claudio y Ana Quijano como Ofelia.
Siempre he sido recelosa con las adaptaciones...