un cuento




El15 de Agosto de 2000 siempre será un día inolvidable para mí, ese día conduje hacia la escuela en una camioneta Ford blanca, era vieja pero aun así me gustaba mucho.Tenía la mirada puesta en una chica que tocaba la flauta en la banda de la escuela. Clara tenia dieciséis años y decía que tenía mucha experiencia conduciendo autos mecánicos. Se me ocurrió la gran idea de invitarla a conducir mi camioneta con la intención de impresionarla. Clara se alegró mucho con la idea y yo quedé muy entusiasmado por su aceptación, pensaba ''que mejor manera de comenzar unarelación que acercándome a ella''.
Solamente existían dos problemas con ese arreglo. Primero, la camioneta era realmente de mi padre. Segundo, lo único que era mucho en cuanto a la experiencia de Clara con los autos mecánicos, era su imaginación. Su experiencia real con este tipo de auto resultó ser uno que otro intento en el carro de su amiga.
Después de una breve explicación de lo que hacía cadapedal, ella siguió mis instrucciones y presionó el embrague, extendiendo su pierna izquierda tan lejos como podía hacerla llegar, ya que a pesar de su edad era baja de estatura.
Presionando con cuidado el acelerador giró la llave y el motor arrancó. Como le había dicho ella debía comenzar a levantar el pie izquierdo del embrague al mismo tiempo que con el pie derecho empujaba el acelerador.Cuando comenzamos la acción, se enredó con los pies, no recordaba que hacer y no supo controlar el embrague; trató de pisarlo de nuevo pero se olvidó de quitar el pie del acelerador el cual estaba totalmente presionado.
Yo estaba sentado en el medio del vehículo, veía pasar los edificios por el espejo retrovisor, era como estar en una montaña rusa, física y mental.
Tratando de mantener la calma legritaba que todo estaba bien, pero en realidad estaba sumamente abrumado, sin saber qué hacer y queriendo encontrar una solución rápido.
´´Pisa el embrague y suelta el acelerador´´, le grité por encima del ruido del motor.
´´¿Cuál es el embrague?´´, me gritó y la ansiedad me inundaba.
Creo que mi lección breve no había dado resultado. ´´El pedal de la izquierda´´, le dije.
En realidad noteníamos tiempo para tener esta conversación, ya que el espacio del estacionamiento se limitaba más según nos movíamos. Cuando pensé que tal vez debía agarrar la palanca de cambios y poner el vehículo en neutro, vi que la cerca de alambre estaba peligrosamente cerca de nosotros.
La cerca no era lo que me preocupaba, sino el estacionamiento de los profesores lleno de vehículos al otro lado de la cerca.Antes de que tuviera tiempo de tomar la dirección o la palanca de cambios, oí el ruido de metal contra metal. Los bonitos y derechitos poses de aluminio comenzaron a torcerse mientras la camioneta, convertida casi en aplanadora, arrasaba con un sector de la cerca.
Finalmente, por falta de aceleración, la camioneta se detuvo, y el silencio inundo el interior. Noté que sus piernas estaban todavíaapoyadas en los pedales mientras que tenía los nudillos casi blancos de tanto apretar el volante.
´´Bueno´´, dije respirando por primera vez después de varios segundos, ´´no estuvo tan mal para ser la primera vez´´.
Ella paso por encima de mi hacia el asiento del pasajero, mientras yo inspeccionaba con la miraba los daños ocurridos. No podía creer lo que veían mis ojos. El para choques habíaquedado a pocos centímetros del ostentoso auto del director de la escuela.
Mi corazón se inundo de agradecimiento en esos momentos, y decidí enfrentar lo que había ocurrido. Di marcha atrás y estacioné la camioneta en un lugar apropiado, le di las gracias a Clara por haber pasado el rato conmigo, y me dirigí a la oficina del director.
La Escuela Green High era bastante grande, ya que todavía...