Un día en la plaza de san juan de la cruz

UN DÍA EN LA PLAZA DE SAN JUAN DE LA CRUZ
Estaba demasiado absorta como para prestarle atención a la chiquilla que me ofrecía una rosa blanca.
Todo empezó en aquella plaza de San Juan de la Cruz, caminaba hacia la catedral a estudiar su arquitectura, se me antojo un helado así que decidí pasar primero por aquel frío y dulce postre. Su caminar era pausado y su mirada vacía y serena. Más que elhelado de chocolate con chispitas me tenía distraído aquel chico de 20 años con un futuro que llegaba a cada instante, a cada paso.
Volví en mi, en mi estudio y trabajo; aquella catedral majestuosa e imponente que me recordaba una vez más el porque era feliz, el porque vivo.
Entre y sentí que caminaba en los machimbres por el increíble trabajo, más fue mi sorpresa aún cuanto levante el rostro,me transporte al cielo mismo, no tenía nada que envidiarle a la Creación de Adán de Miguel Ángel en aquella Bóveda de la capilla Sixtina; era una obra maravillosa ante los ojos de Dios y algo singular para algunos artistas. Los pilares eran perfectos, cada paso dado me adentraba a la historia de aquel monumento a Dios; sin darme cuenta voltee en un pilar y salí de mi sueño al volver a ver aaquel chico de 20 años recostado sobre aquel pilar que yo tanto estudiaba.
Estaba con una pequeña libreta y no se persuadió de mi presencia, me detuve un momento en mi estudio de aquella obra maestra construida cerca de 200 años para estudiar a un ser 180 años menor, era algo flojo por su manera de pararse, medio recostado medio de pie, utilizaba ropa ajustada que le acentuaban muy bien y aquel gorronegro que le escondía la mitad de la cara pero a su vez realzaban sus ojos y aquel pelo lacio y rubio cenizo, lo que más me llamó la atención fueron sus ágiles manos con un lápiz de mina número dos, algo corriente como para lo que estaba dibujando.
Cada trazado, puntada, claroscuro, era singular llamativo, algo realista con una combinación interesante de impresionismo acentuado; estabadebatiendo en mi mente a que época se le acomodaba mejor a su estilo cuando de pronto
-¿Qué quieres?-en un tono seguro y apático
-No, nada-un poco nerviosa aunque sabia que no había hecho nada mal, a si que dije más segura- Se te da muy bien el dibujo, estaba pensando que…-no me dejo terminar e intervino
-No me interesa lo que tú pienses, no pertenezco a ningún estilo ni al impresionista, ni alrealista- cerró su libreta y se alejó por la puerta gigante de la catedral
Tenía rabia, aquella catedral majestuosa ya solamente me producía náuseas. Regrese al hotel, eran cerca de la 12 de la tarde ya aquella plaza estaba vacía igual que sus ojos, y todos lo negocios cerrados, acostumbrada a trabajar de seguida me encerré en mi habitación, encendí la tele me senté en el borde de la cama y me dejecaer por reflejo “si me vuelvo a encontrar con ese chico lo voy a tratar como merece” pensé, tome unas pastillas y dormí.
Estaba demasiado absorto como para prestarle atención a aquella chica de la catedral.
Todo empezó en la plaza de San Juan de la Cruz, me cruce con una turista, con una mirada extraña, seguí mi camino sin darle demasiada importancia pero sus ojos aparecían en mi mente, llegue ala única parte donde sentí tranquilidad, la catedral. No era tan bonita y sus arreglos eran algo pasados, era un sitio donde nadie me molestaba ni preguntaba.
Me encontraba dibujando, cuando la chica de mirada extraña, por cierto muy torpe, tropezó junto a mí “¡Que fastidio!” me puso de mal humor su tropiezo y su preguntadera, me molesto aun más cuando me interrumpió cuando pensaba en mis padresque fueron asesinados hace algunos años en esa misma catedral que me proporcionaba tranquilidad, hace algunos años unos demonios armados entraron y vaciaron sus armas en los cuerpos de los feligreses.
Cada trazado era tan fuerte como el dolor y la rabia que sentí, mi dibujo no era si no un fiel retrato de lo ocurrido ese fatídico domingo visto de otra forma. Mi dibujo solo una escena más de...