un dia...
— Estaquietud que siento, ¿no se deberá al aire que aquí respiro que hace que me sienta tan bien? Además, acabo de percibir que ya nada me afecta y estoy ligero.
Mientras hablaba, un río cristalino aparecióen el camino; al acercarse y estando ya frente a él, se vio reflejado en el agua pero con el rostro más joven. Muy asombrado por esta situación que no comprendía, pensó que estaba perdiendo eljuicio. Mien-tras divagaba, a lo lejos empezó a escuchar voces, hasta que apareció mucha gente joven que ve¬nían cantando muy alegres y risueños. Entonces, Pancracio, al verlos tan amigables, les preguntó:— Quisiera saber si en este lugar viven ancianos, porque por lo que veo todos uste-des son jóvenes y yo he rejuvenecido, pues en mi tierra existen niños, jóvenes, pero también ancianos y no todosvivimos felices pues tenemos que trabajar mucho si queremos vivir cómodamente y con muchos lujos, y si no logramos nuestras metas nos sentimos desdichados. En cambio, yo veo en ustedes todo estebienestar, aparte gozan de la alegría que yo no llevo y soy como aquellos que si se les ve feliz en la mañana, en la tarde ya no lo están. ¿Y saben? Ahí los años pasan pronto, y en un abrir y cerrar de...
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