un grano de trigo
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Los libros recién hechos huelen bien, a primavera. La primavera huele a libros
nuevos, esa fragancia inefable para la que no existen adjetivos ni sinónimosposibles,
el olor que desprenden las flamantes cubiertas plastificadas, la intacta tirantez de
los lomos adolescentes, tersos aún, sin una arruga. Los libros viejos, esos que posan sobre
la pieluna pátina tenaz, amarillenta, huelen igual de bien, pero su aroma es diferente. Los libros
leídos huelen a vidas ajenas, misteriosas vidas de desconocidos, hombres de piel áspera, mujeres
de uñaspintadas que los sostuvieron entre las manos cuando eran nuevos y olían a primavera,
mientras aún desprendían el perfume de los libros recién hechos, papel, tinta y amor.
El amor que inspiran loslibros es una pasión compleja, tan difícil de explicar como la vida,
a la que nutren y de la que se alimentan. El amor que reúne a un autor y a un lector alrededor
de un diseño inmejorable, eseobjeto tan simple y tan perfecto, tan barato, tan versátil, tan fácil
de utilizar y reutilizar tantas veces, ligero, pequeño, fácil de transportar y rigurosamente dócil a
la voluntad de su dueño,porque no necesita pilas, ni enchufes, porque nunca se cuelga, ni necesita
actualizaciones, porque, más allá de la educación primaria, no requiere preparación alguna,
y puede usarse igual debajo dela tierra y a nueve mil pies de altura –¿cómo pueden soportar
los vuelos transoceánicos las personas que no leen?–, es de esos amores que le cambian la vida
a cualquiera. Por eso es justo que laprimavera ame los libros, que los libros se enamoren de
la primavera.
Escribir un libro es inventar una isla desierta y desear apasionadamente un naufragio.
Cada libro que se publica es un puntonuevo, una mota negra, redonda y diminuta, en
el inabarcable azul del conocimiento, del pensamiento humano. Cada autor lo ha creado con sus
playas y sus volcanes, sus ensenadas y sus peligros,...
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