UN MARCO HUMANISTA PARA LA EMPRESA DEL SIGLO XXI

UN MARCO HUMANISTA PARA LA EMPRESA DEL SIGLO XXI
Prof. Domènec Melé
Professor and Director of the Business Ethics IESE (1991, 1996, 2001)
Introducción
La empresa empezó estudiándose como un fenómeno meramente económico,
después pasó a estudiarme como un fenómeno psicológico, social y político, que exigía,
por tanto, el concurso de estas otras disciplinas. En los últimos años, se hanpropuestas
teorías éticas para la toma de decisiones directivas y para las organizaciones. A todo
esto hay que añadir una perspectiva filosófico-humanista de la empresa, aún emergente,
que pretende proporcionar una visión filosófica, que aúne esos diversos aspectos
particulares desde un plano superior. Surge la necesidad de un humanismo empresarial
que, en palabras de R. Alvira, proporcionecapacidad de pensar de manera unitaria una
situación poliédrica (citado por A. Llano, 1992, p. 31).
Podemos encontrar precedentes a este enfoque humanista en Mary Parker Follet,
una pionera en dirección de empresas. Ya por los veinte, cuando las ideas mecanicistas
de F. Taylor tenían gran éxito, ella señalaba: “No podemos separar del todo el aspecto
mecánico y el humano... Sin embargo, todos vemoscomo el estudio de las relaciones
humanas y el estudio del modo de operar no van juntos.” (1971, p. 95). En su visión no
hay problemas psicológicos, éticos o económicos efecto, sino problemas humanos que
cubren varias facetas”1
Otros autores de management también se han referido a la importancia del
humanismo en la empresa, aunque su enfoque no parece alcanzar esta unidad reclamada
por Folletpara superar esa visión, todavía actual, tan fragmentada. Más próximo a
conseguirlo se sitúa la propuesta para fundamentar la dirección de empresas del
malogrado profesor del IESE, J. A. Pérez López (1993) con su modelo antropológico,
aunque su trabajo necesita de ulteriores desarrollos.
Una visión humanista de la empresa está implícita en la entera doctrina social
católica desde León XIII(1891) en su encíclica Rerum novaru a Juan Pablo II. En la
Centesiumus annus (1991) se afirma el valor de la empresa y de la economía de
empresa, cuya raíz es la libertad de la persona (n. 32, 35), con tal que esté orientada al
bien común (n. 43). Se señala allí al hombre como factor decisivo del proceso
productivo y el papel central de su trabajo (nn. 31-32). Un trabajo “disciplinado, ensolidaria colaboración, que permite la creación de comunidades de trabajo cada vez más
amplias y seguras para llevar a cabo la transformación del ambiente natural y la del
mismo ambiente humano.” (n. 32).
A decir verdad, la propuesta de Mary Parker Follet ha tenido una influencia más
bien modesta, pero actualmente está siendo redescubierta y valorizada (Graham 1994).
También la visión humanistapropugnada por cristianos, judíos y diversos humanistas
está siendo considerada y muchos avances en dirección de empresas responden a una
creciente estimación de las personas en su dignidad y capacidades. En todo caso, el
problema de la fragmentación de conocimientos existe y reclama con urgencia una
visión filosófico-humanista de la empresa que supere la ingente cantidad de paradigmas
2
aluso desde una perspectiva superior (Fontrodona y Melé, 2000). Más aún, tal enfoque
me parece imprescindible si queremos tener empresas no sólo rentables, sino
auténticamente humanas.
En línea con esta visión humanista emergente quiere situarse este trabajo en el que
se presentará un marco humanista fundamentado en el valor inconmensurable de la
persona humana, origen, centro y finalidad de laactividad empresarial2. Será una
reflexión inspirada en una antropología filosófica de corte realista, en las enseñanzas y
propuestas de la Centesimus annus y otros documentos sociales de la Iglesia católica y
en hallazgos recientes y prácticas sobresalientes en el mundo de la empresa.
El objetivo que me propongo aquí es presentar una sencillas notas que
fundamenten un marco humanista,...