Un minuto de felicidad
SPENCER JOHNSON
MI MINUTO ESENCIAL
LA BÚSQUEDA Érase una vez un hombre que buscaba el equilibrio en su vida. Deseaba ser feliz, en su trabajo y con la familia. Y deseaba que los demás también fuesen felices y productivos. Lo cual era una frustración para él, pues había tratado por todos los medios de hacerse feliz a sí mismo y felices a los demás. Pero, por mucho quelo intentaba, nada parecía suficiente. Cuando estaba a solas, no experimentaba la tranquilidad mental que buscaba. Algo importante fallaba también en sus relaciones de negocios y en las privadas. En el mejor de los casos, no quedaba a la altura de lo que él mismo y los demás esperaban; en el peor, hacía daño a la gente, aunque por lo general sin darse cuenta de ello. Se estaba convirtiendo en unescéptico. Empezaba a preguntarse si alguna vez descubriría el secreto del equilibrio. No obstante, sabía lo bastante acerca de la felicidad para darse cuenta de que, si alguna vez la encontraba, tendría que ser dentro de sí mismo. Pero se preguntaba como afectaría eso a los demás. Mientras tanto, aquel hombre buscaba a alguien que hubiese encontrado ya la solución y que quisiera compartir susecreto con él. Después de tratar a muchas personas, se daba cuenta de que casi todo el mundo sentía lo mismo que él. Conoció a unas pocas personas que le parecieron felices. Pero éstos no querían o no podían compartir su secreto con él. No obstante, el hombre sabía que por su propio bien y por el de la buena gente que trabajaba y convivía con él, necesitaba encontrar pronto la solución. Se decía queojalá conociese a alguien que tuviera dicha solución, que viviera con arreglo a ella y que pudiera explicársela de una manera sencilla. “A lo mejor es un secreto demasiado personal como para compartirlo con un desconocido –pensaba-. Si supiera de alguien…” De pronto, recordó a una persona a la que conocía muy bien y que había logrado tener más éxito en su trabajo y mayor felicidad en su vida. A“Tío”, como le llamaban todos los de la familia, no le faltaba nada, pues tenía desde una buena salud hasta una cuantiosa fortuna, aunque, como le constaba perfectamente al hombre, no siempre había sido así. Pero ahora disfrutaba de una vida privada, familiar y social muy feliz. El Tío siempre parecía contengo, al igual que todas las personas que le rodeaban. El mismo recordaba bien que cuando estabacon su Tío se encontraba más a sus anchas que nunca. El Tío parecía estar en posesión del secreto de cómo hacerse feliz a sí mismo y hacer felices a los demás. Se preguntó por qué no había tenido nunca una charla más seria con su Tío, aparte las banalidades intercambiadas durante las celebraciones familiares. Le telefoneó para decirle que quería hablar con él, y quedaron en verse al día siguiente.UN MINUTO PARA SI MISMO La sonrisa del Tío le acogió al entrar. Tan pronto como se sintió a sus anchas, preguntó: _ ¿Eres feliz Tío? Este respondió: _Muy feliz. Pero debo admitir que sólo desde hace algunos años. Recuerdo que antes había llegado a sentirme muy desequilibrado. _Si no es algo demasiado personal, Tío, me gustaría preguntarte cómo llegaste a ser feliz. _Es fácil –replicó el Tío-. Enrealidad, cuando las cosas se complican y me siento confuso –agregó-, me las arreglo recordando lo siguiente: Si es complicado, seguramente forma parte del problema. Si es sencillo, podría ser una solución. “La mayor parte de mis problemas me parecían complicados entonces –siguió confesando el Tío-. Pero las soluciones una vez encontradas, resultaban bastante sencillas. En realidad, a veces meavergüenza un poco descubrir lo fácil que era la solución práctica, cuando al fin doy con ella. “La pura verdad es que soy más feliz desde que empecé a hacer caso de mí mismo al mismo tiempo que de los demás –concluyó el Tío. Aquello no se lo había esperado el hombre, por lo que preguntó: _ ¿Qué te hace más feliz, hacer caso de ti mismo o de los demás? _Lo uno va con lo otro, y en realidad no es...
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