Un modelo para andar
UN MODELO PARA ANDAR
Paradójico es el destino cuando se ensaña y no obstante, al verse atravesado por una buena pretensión, inventa otras formas y circunstancias. Esa es lahistoria de una joven candelaria que antes transitaba las calles de la localidad como vendedora informal y hoy día, orienta y sirve a sus vecinos de la Casa Cultural y Comunitaria de La Concordia.
Unsabio presagio compara al ser humano con una obra de arte que puede moldearse en la medida que se van descubriendo potencias escondidas, cuyas formas de despliegue son auténticas en la medida que nopretenden superar a otros, sino a sí mismos.
Esta es, sin duda, la historia de una joven mujer como Sandra Hernández Torres, cuya vida ha estado marcada por muchas variantes que no podrían reducirsetan solo a una fábula de superación, sino al reconocimiento de su fuerza interior que fácilmente identifica, cuando su memoria más reciente se remonta a los días y noches en los que recorría las callesde la localidad como vendedora informal, que luego irrumpe convirtiéndose en parte del equipo coordinador de la Casa Cultural y Comunitaria de La Concordia.
Entre estos dos escenarios existe unmomento articulador que cambió radicalmente su vida y que como toda dinámica transformadora, la ha llevado por otra senda más alentadora. Sandra caminaba las calles de su Candelaria natal –toda la vidaha vivido en el barrio Egipto- con una “chaza” vendiendo dulces y cigarros, pues era la opción que le habían ofrecido sus padres a ella y sus hermanos y hermanas, y de tiempo atrás, su abuela a sumamá.
En esa misma dimensión, desde muy joven se convirtió en madre de tres niñas a quienes la vida comenzaba a señalarles ese mismo destino, pues inseparables como ninguna, la acompañaban en lasnoches cuando salía cerca a los bares de la carrera cuarta, lugar ideal porque los universitarios le compraban cigarros o minutos a celular. En aquel entonces, creía que era el único oficio que podía...
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