Sur de Egipto, Asuán, invierno. Terraza del hotel Old Cataract. Atardecer. Nilo. Velas que ayudan a deslizar sobre la aguas falúas repletas de hermosas ánforasnubias. Paz que perece sensaciones en la tierra de los faraones. Brisa de eterna primavera con perfume de jazmines. El dios sol se despide con sus últimos rayos del dios ríoy de la diosa tierra. Los cinco sentidos presienten misterios indescifrables. El universo se esfuma y solo queda este lugar. Ni siquiera se oyen las voces de losniños correteando por el mismo polvo que pisaron sus padres, aquellos gobernantes de la más poderosa y refinada civilización jamás conocida desde los tiempos de Adán y Eva.De pronto, aparece una hermosa estructura humana de un nubio gigantesco. Deposita sobre la mesa de mármol la bandeja de filigrana donde lleva café con cadamomo y elvaso de agua helada con gotas de esencia de azahar. Su piel asomaba oscura sobre el chaleco de mil botones que adorna su blanquísima chilaba. Hace una leve inclinacióndesde su imponente altura delineando una mirada sonriente, serena, gentil, confiada, y un poco sarcástica. No en vano aquí mismo hace 4000 o 5000 años, un faraón amó auna fascinante reina para engendrarle. ¿Se sabrá alguna vez a qué dinastía pertenece este egipcio descendiente de los dioses?....
“Todos-camareros,vendedores callejeros, campesinos-parecen hijos de quienes erigieron la mayor civilización de la historia. Viven en el caos y padecen lacras diversas, pero estánconvencidos de que en algún milenio por venir llegará su hora”
“persona procedente de Nubia, una desértica región egipcia”
“planta medicinal de sabor algo picante”
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