Un relato
“No era lo que yo esperaba, pero era exactamente lo que quería.”
— El lado irresistible de Jude.
Una taza de café espumeante revolvía recuerdos de confort hacia una mujer sentada enfrente de este objeto, el aroma terroso de los gramos molidos en aquella infusión le atraía a imaginar diversas situaciones de gran placer. Los cabellos dorados con resplandor a solnaciente recaían en sus hombros entallando su cuello, sus dedos nerviosos procuraran que el peinado estuviera en su lugar aunque este fuese la libertad de dichos cabellos. Por la puerta del negocio entraba un muchacho de cuerpo proporcionado sin exceder en músculos, ojos cafés que penetraban a la muchacha que con sus manos apretaban la taza agitando levemente el contenido de esta. Un pequeñovaporcillo recorría el frente del busto femenino declarando que el líquido estaba caliente, él se sentó enfrente de ella y le murmuró unas dulces palabras. Que lindo era el amor, en donde las gentilezas de las prímulas salen de los labios ajenos con total naturalidad. Los dos se veían cariñosos quitando toda vergüenza que antes estaba presente, un beso en las manos y una sonrisa de gusto.
-Quetierno…- murmuró una pequeña de doce años, viendo la pantalla que transmitía una serie de imágenes fusionadas que componía la escena más romántica de la película. Cada detalle del amor trasmitido por los actores era especial y creíble.
Toda historia tiene un comienzo que puede ser sencillo hasta trágico, como si se tratara de un juego. Y así es como inicia la mía. Sonidos de mar, aguaburbujeante provocaba cosquillas en mis piernas que no eran más que carne asada a causa del calor sofocante, irradiado por el sol. Las aves sonaban cercanas a mí pero no vislumbraba ninguna, claro que estaba con los ojos cerrados a causa de la luz que golpeaba en ellos. La mitad de mi cuerpo yacía en montículos de arena, o eso era algo que se sentía en mí. Ahora recuerdo, estaba viajando en un crucero a unade las islas con mis padres cuando este comenzó a tener problemas en su navegación, jóvenes marineros corriendo junto a los socorristas y el jefe nervioso en la proa. Sin alcanzar a decir siquiera que ocurría perdí la conciencia, recuerdo las sensaciones de agua recorrer mi cuerpo como también la del ahogamiento. Todavía no comprendo como estoy viva. Volviendo a la realidad, mis muslos se sentíanpegajosos por aquellas profundidades recorridas como también adoloridas, seguramente caí en una isla. “Que ironía, yo que quería perderme como si se tratara de una película. Si llego a encontrar el amor de mi vida, es el colmo” pronunciaba entre pensamientos, todo esto mientras me sentaba frotándome los ojos.
Unas palmeras por los lados de la pequeña playa, un mono menudito se ocultaba a pesarde sus matices marrones que no concordaban con los follajes verdes de tal árbol. No podía quedarme atontada viendo tal majestuosidad, debía encontrar algo que me ayudara. No hablemos como fue con detalle pero al dar pasos, con las piernas temblorosas, me acercaba a un pueblo o lo que fuese aquello. Centenares de carpas individualistas, por supuesto que algunas eran colosales, se desarrollabanalrededor de las chozas del lugar, una fogata de gran inmensidad era rodeada por humanos que pedían sopa de aquella olla de acero.
Los días pasaron, el hospedaje de una vieja anciana no duraría demasiado teniendo en cuenta que todos los de mi camada, las personas que se registraron conmigo en aquel momento, ya se retiraron al conseguir sus carpas. Tal vez podría ofrecerme de sirvienta a algunasde los jóvenes aventureros, esos que dejan todo tirados los objetos propios corriendo el riesgo de que los hurten. Considerando mis posibilidades, decidí salir a recorrer aquella cueva que era no más que un pasadizo al otro lado. Todo era raro y muy poca lógica tiene pero así consisten los sueños, los relatos y hasta uno mismo. Las paredes húmedas, con moho y ni hablar de la tierra junto al...
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