Un ser se nos resiste pedagogia
la fabricación de un objeto y la formación de una persona.
Los educadores se sorprenden a veces de lasdificultades con que topan, ya que los niños no son demasiado dóciles. Creemos dirigirlos y nos tienen en su poder mientras nosotros estamos al acecho de sus signos de afecto o deprogreso.
Hay que admitir que lo “normal”, en educación, es que la cosa no funcione. Que el otro se resista, se esconda o se rebele. Lo normal es que la persona que se construyefrente a nosotros no se deje llevar, o incluso se nos oponga, a veces, simplemente, para recordarnos que no es un objeto en construcción sino un sujeto que se construye.
Cuando losenseñantes se ven confrontados a comportamientos violentos o, sencillamente inhabituales, se hace muy fuerte la tentación de exclusión.
Pero los propios enseñantes saben muybien que la exclusión es siempre un signo de fracaso, y que sella un abandono: la exclusión de la escuela a los alumnos mas desfavorecidos suma a sus desventajas sociales y losdevuelve a la calle, donde su futuro puede ser negro, por lo tanto, ningún educador puede aceptar la exclusión como solución a sus dificultades.
Y para evitar la exclusión, muchasveces los enseñantes entran en un enfrentamiento para el que no siempre están preparados.
En suma: la segunda exigencia de la revolución copernicana en pedagogía consiste enreconocer a aquel que llega como una persona que no puedo moldear a mi gusto. Es inevitable y saludable que alguien se resista a aquel que le quiere fabricar. Es ineluctable que laobstinación del educador en someterle a su poder suscite fenómenos de rechazo que solo pueden llevar a la exclusión o al enfrentamiento. Educar es negarse entrar a esa lógica
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