Un Soplo de Amor


Ella, que cuando te encontré me perdí, te vi en un momento cuando caminaba por las afueras del teatro “Dante”, en la ciudad de Talcahuano; una tierra repleta de batallas en tiempos de conquista. Se veía tan desolada por dentro, era una mirada de los mil demonios, una que no inspiraba nada mas que dolor, y se veía tan jovial por fuera.

La vi seguido, siempre caminando y fumando, lo que meintrigó por el hecho de siempre verla en Talcahuano. Pensé que podía vivir allí, o sólo le gustaba, pero ahí me asaltó una duda; Talcahuano es feo, contaminado, putrefacto, tan descompuesto. Entonces me dediqué a indagar en su vida. Era una muchacha joven y bella, su nombre era Sayen Calbullanca; origen indígena, mapuche y huilliche. Tenía por lo menos unos 18 años, y no vivía en el centro de laciudad, era de una población donde vivía con sus padres, cursaba 4to medio en el colegio Inmaculada de Talcahuano; el de las monjas. Y en sus ratos libre cantaba. Su voz era preciosa, tal como movimientos fugaces pero que parecían un trayecto divino.

Sus padres no eran muy felices. Tenían una relación demacrada y no era un buen ambiente para la tranquilidad de Sayen, y por cierto ella era hijaúnica. No tenía amigos ni una pareja por quien ser testigo, era muy dedicada a su vida de artista aficionada, amaba los libros, el teatro, la danza, y todas las artes que existen hasta lo más mínimo de las artes como encumbrar volantines, o qué sé yo. Pero por tantas veces que la miré… más que eso, la observé detenidamente como si fuésemos dos puntos estancados en un momento del tiempo, en la tierra.Sentía compasión por ella, por esos ojos negros que me conmovían tanto, sin tener que hablarle ni esperar un saludo, me encandilaba su manera de caminar; aunque debo confesar que parecía que corriese en vez de caminar, y no era por la velocidad, ella escapaba tanto.

Un día la seguí, para conocer su mundo de forma mas interna, para ver mas allá de esos ojos, quería conectarme con suscorrientes. Saber de ella ya me hacía parte de su vida, pero quería ser testigo aunque fuese sólo por un instante.

Comencé por levantarme temprano, vestir de manera adecuada para pasar desapercibido, estaba envuelto mas bien de modo formal, y llevé conmigo una libreta y tres lápices sólo por si me ocurría algún imprevisto. Ahí estaba, salió de su casa a las siete y media con ropa escolar, una cara muydespierta pero vista doliente que no se le quitó al encontrarse con un compañero con quien se encaminó hasta la micro y hasta el centro de Talcahuano, donde fue a comprar café para el desayuno en un pequeño negocio llamado “Marvic”; calle Aníbal Pinto. No la pude acompañar en su clase puesto que en el puto colegio no pueden entrar hombres sin identificación, porque si no las madrecitas quizá hastaun exorcismo me harían. Entonces me paseé por la Municipalidad, fui al Café Ciro, entre otras cosas, y volvía a la institución cristiana sólo para los recreos, para observar a mi musa, la que desde que la vi iluminó los escritos de mi prosa, de mi vaga narrativa o qué sé yo. Y en los recreos sólo la miraba cuando ella salía a consumir jugo de piña, me imagino que se quedaba en la sala el resto delrato, puede que cantando o silabeando alguna estrofa de sus melodías.
¡Por fin!, dos y quince de la tarde y terminó su jornada, no la vi reír pero si sonrió al irse del mundano espacio que había residido, y se fue a su casa; escuché gritos de su familia y vi que su padre se fue por un momento en auto; marca Toyota y modelo Tercel. Luego supe que el pilar económico de su casa tenía otra mujer,otros hijos, otra vida, y lo abandonó todo. A las cinco y diez ella volvió a salir con ropa de calle. Y su rostro intacto, su mano, su eterna mano acarició el derrotado aspecto que se desvanecía en su madre, y se fue. Se dirigió con actitud a un lugar determinado; su escuela de canto la que olvidé anotar el nombre. Pude entrar a ver los ensayos, y su voz femenina que irradiaba personalidad y que...