Un sueño, una aventura. RQ.

UN SUEÑO, UNA AVENTURA

Me despierta la música de los titiriteros, invitándonos a salir de nuestras tiendas y, a pesar de no ser ni las seis de la mañana, Joanna, mi compañera portuguesa, ya haabierto la cremallera para seguir el olor del desayuno. Fuera, el paisaje y el frío típico de los Andes peruanos nos da la bienvenida a un nuevo día en la Ruta Quetzal.
Hoy es la primera marcha:intentamos llegar a un yacimiento inca subiendo una de las montañas que rodean el Valle del Colca, hogar del cóndor, que con sus enormes alas oscurece el azul del cielo andino. Recuerdo como ayer estuve conAbril admirándolo, mientras ella me explicaba, con su divertido acento argentino, todas las constelaciones únicas del hemisferio sur. Disfruté mucho descubriendo nuevas estrellas y lo parecidos queson nuestros gustos, incluso hemos leído los mismos libros. Hablamos durante horas, comentándolos, contando cosas sobre nuestros países, el tiempo que llevábamos esperando participar en la ruta y cómono nos habríamos conocido jamás sin ella. Al final, le prometí hacer lo mismo en el hemisferio norte, cuando estemos en España, entonces, seré yo la que le describa el cielo.
Sigo ascendiendo y meencuentro con Deli, de Colombia, y a pesar de los 5000 m de altura y la falta de oxígeno, no puedo parar de reír: estoy descubriendo que el océano que nos separa no cambia los chistes malos, pero sílas costumbres; nuestras diferencias hacen las anécdotas que compartimos divertidas y muy extrañas: allí, las familias hacen sus propios trajes folclóricos y los jóvenes los utilizan a veces para salir,algo impensable aquí. Aunque algunas parecen opuestas, me doy cuenta de que todas tienen algo en común: nuestra cultura es distinta, pero la edad y las ganas de vivir aventuras no cambian.
Así sehace muy ameno el camino, desde la cima se ve la cuenca del río Colca, marcada por los numerosos grupos de llamas, más abundantes que las personas en esta zona, y por el centenario sistema de riego...