un torbellino de creatividad

París, una tormenta de creatividad
La cumbre de Montmartre, conocida con el nombre de la Butte –con zonas con nombre propio como el Maquis–, había sido siempre un lugar insólito, curioso. Su excepcionalidad radicaba fundamentalmente en mantener un carácter rural, campesino, agreste, con sus granjas, huertas, chozas y bosquecillos muy cerca del centro de una gran ciudad, moderna y cosmopolita.Desde el siglo XVII, sobre todo las faldas del monte habían servido de esparcimiento a la ciudad como lugar de mercado, paseos o incluso bastante idóneo para la ubicación de abadías y hoteles de descanso. A mediados del siglo XIX los pintores realistas e impresionistas advirtieron las posibilidades que Montmartre ofrecía para su trabajo en el que el contacto con la naturaleza, el plein air, eraprimordial.

Por otra parte, fueron encontrando en la Butte el aislamiento necesario para su labor creativa, una convivencia espontánea y natural con los vecinos y un tipo de ambiente más libre que el de la ciudad, pues las necesidades materiales merecían siempre una consideración secundaria. Por todos estos aspectos la colina fue convirtiéndose en el escenario perfecto para que los artistaspusieran en práctica sus objetivos estéticos y éticos, su visión de las cosas y del mundo. Gracias a ello, la colina permaneció vigente hasta la II Guerra Mundial, aunque poco a poco surgió Montparnasse como centro de la nueva vanguardia dadaísta y surrealista.

Cuando en 1904, Picasso fija su residencia de forma definitiva en París, se instala en Montmartre, pequeña villa elevada sobre una colinaque ofrecía desde antiguo grandes posibilidades para pintores, músicos y poetas: un ambiente liberal y permisivo heredado de su pasado revolucionario, un lugar abierto lleno de huertos y viñas que recordaba su origen campesino, buenos precios de alquileres de estudios debido a que las reformas urbanísticas no habían llegado hasta allí, dado que la colina se encontraba anclada en el pasado. Lugartradicional de residencia de artistas desde el Impresionismo, Montmartre se convirtió en un lugar privilegiado para la creación y el intercambio. Allí fue donde Picasso halló un espacio único de complicidad creativa, que convirtió al barrio en toda una leyenda para los amantes del arte. Allí entre sus casas y sus plazas nació “Las señoritas de Avignon” y con ellas el cubismo y la gloria para Picasso.Sí, todo empezó en Montmartre. Y como el propio Picasso dijo: “Solo en Montmartre fui feliz, allí era un pintor y no un bicho raro”.

También residieron en Montmartre los pintores Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Georges Braque, Juan Gris, Modigliani, Renoir, Toulouse Lautrec, Degas, Maurice Utrillo, y escritores como Gerard de Nerval, Alfred Jarry, Pierre Mac Orlan o poetas iluminados como MaxJacob, Pierre Reverdy o Guillaume Apollinaire...
La bonanza había comenzado con el impresionismo de Van Gogh, Monet, Manet, Degas y Renoir, pero la llama estaba lejos de apagarse: quedaba el siglo XX, la vanguardia, la confusión, la ruptura con la tradición que tan segura parecía. Picasso desafió la percepción visual con el cubismo; Apollinaire y después Breton retaron el significado de laspalabras.
Los barrios de Montmartre y Montparnasse dejaron de ser simples colinas para funcionar como imán de las mentes más despiertas del mundo. La mezcla producía personajes excéntricos, hambre, miseria, demonios personales, la oposición a la burguesía a la vez que una necesidad de nutrirse de su sensibilidad, el deseo del burgués de participar aunque fuera un poco de la locura de ser pobre…Pablo Picasso llegó a París con 19 años, para la Exposición Universal de 1900. Les Derniers Monet (un cuadro que tapó tres años después con La Vie) fue elegida para representar a España en el evento. No sabía mucho de Francia ni planeaba quedarse demasiado tiempo, pero tampoco veía  una salida clara para su arte en España. Al final se quedó para siempre en territorio francés. El pintor catalán...