Un yanqui en la corte del rey arturo

RESUMEN CAPÍTULO 30:
A medianoche todo había terminado. Nos encontramos a cuatro cadáveres. Los cubrimos con harapos que encontramos en la choza y, después de cerrar la puerta nos fuimosinmediatamente de allí. De repente, escuchamos un rumor como de pisadas sobre la arena, aunque no había nadie, así que decidimos retroceder para ocultarse detrás de una esquina de la choza. Las pisadas seacercaban más, para ser más exactos, parecía que se dirigían hacia la cabaña. Estaba todo en silencio por un momento, hasta que escuché unas palabras: “-¡Madre! ¡Padre! Abrid... Estamos libres y traemosnoticias que harán palidecer vuestros rostros, pero que alegrarán vuestros corazones. ¡No hay tiempo que perder, tenemos que huir! Y.. Pero ¿por qué no contestáis? ¡Madre! ¡Padre!”.
El rey vaciló y enese momento se escuchó la puerta, que cedía. Eran desdichados. Su majestad estuvo hablando con esos jóvenes. Para él resultaba normal e inofensivo encarcelar a aquellos dos hombres sin prueba alguna,dejando que los suyos muriesen de hambre, pues no eran más que unos campesinos sujetos a la voluntad o al capricho de su señor feudal, por más terribles que esa voluntad o los muchos caprichos pudiesenser.
Los incendios me interesaban considerablemente, pues ya había dado los primeros y decididos pasos para poner en marcha una compañía de seguros, y además había empezado a adiestrar a algunoscaballeros y a construir máquinas de vapor con vistas a la creación eventual de una brigada de bomberos subvencionados. Por regla general, un caballero andante es un bobalicón, a veces incluso un imbécily, por lo tanto, terreno abonado para los locuaces propagadores de supersticiones, pero hasta un caballero podía darse cuenta de vez en cuando del aspecto práctico de algún asunto por lo que en losúltimos tiempos era difícil hacer la limpieza después de un torneo y reunir los despojos para dilucidar los resultados, sin encontrar dentro de cada yelmo una de mis pólizas contra accidentes. 
Nos...